El orgullo de padre es enorme cuando el hijo elije un camino semejante al recorrido por él. En el rugby, la herencia familiar es gigante.
Algo que no tiene viso de solución en el rugby internacional es el tema de la elegibilidad. Tal vez como nunca antes, en este torneo del Seis Naciones que completó dos de sus cinco rondas que pasó, quedó claro que las fronteras entre países están cada vez mas difusas. Se dio el caso este semana que el seleccionado francés acaba de convocar al sudafricano Antoine Claassen.
De jugar en alguna de las tres fechas restantes, será uno de casi 50 jugadores que no nacieron en el país para el que juegan; el suyo es emblemático porque es hijo de un ex capitán del seleccionado de ese país. Wynand lideró a los Springboks a principio de los 80s – en una controvertida e histórica gira por Nueva Zelanda en el ’81 y en la serie contra los Jaguars sudamericanos en aquel recordado 21 a 12 que el equipo compuesto por quince argentinos ganó en Bloemfontein. La herencia familiar está en el juego entonces y no en los colores patrios.
Lo que está sucediendo hoy día ya es demasiado. El de Claassen no es el primer caso en que un ex capitán ve a sus hijos jugar en otro país. Andy Leslie fue capitán de los All Blacks en los 70s; sus dos hijos jugaron para Escocia en los 90s.
En el rugby, distinto es en el fútbol, puede representar un país si ha nacido o uno de sus padres o de sus abuelos han nacido o ha completado treinta y seis meses consecutivos de residencia inmediatamente anteriores al momento de jugar (se permite salir del país por vacaciones que no pueden exceder los dos meses anuales).
De esta manera, quien haya jugado para el seleccionado mayor, el segundo seleccionado nacional (en el caso de Argentina los Jaguares) o el seleccionado de seven no podrá representar otro país. No están afectados los seleccionados juveniles.
Argentina no ha tenido la necesidad, que tienen en otros países, sobre todo los europeos, de buscar fuera de sus fronteras jugadores de nivel. De hecho, por tomar a los mundiales como referencia, Argentina es el único equipo que siempre viajó con todos jugadores nacidos dentro del país. Rumania y Georgia son otros dos que no suelen buscar en la diáspora o en otros mercados.
Si ha pasado, y sigue pasando que el rugby argentino exporta jugadores. Por ahora, todos terminan jugando para el seleccionado de Italia; el sábado, cinco compatriotas jugaron contra Escocia – en el plantel de 23 jugadores, nueve no habían nacido en Italia.
La enorme actividad que hoy hay para los jugadores de elite en nuestro país ayuda a que no se busquen nuevas banderas. No se puede competir con el poder del euro, pero el prestigio de jugar en Los Pumas sirve como agente de retención. Eso, y una estructura de selecciones que ofrece oportunidades a mayor cantidad de jugadores.
Mientras en Europa se jugaba el Seis Naciones cada vez mas internacional, en Rosario, 59 jugadores mostraban sus ilusiones tanto para el plantel Senior como el Menores de 20 años. Todos fueron argentinos.
Por Frankie Deges
En la página de Espartanos, la ONG que revolucionó las cárceles utilizando al rugby como herramienta de educación e inserción social para los presos, hay un video corto...
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