"Está pasando lo mismo que en 2007"

El referente de los Pumas, habla de los beneficios del trabajo en Pensacola para terminar de cerrar la brecha entre las dos generaciones de la selección.
Algunos de sus compañeros eligen el mar o la pileta para descansar los músculos fatigados. Él no, prefiere la comodidad de su habitación y reposar mirando el horizonte que le regala el atardecer en Pensacola Beach, la paradisíaca playa ubicada en el Golfo de México. Es que a Mario Ledesma le duele hasta el alma. A los 38 años, el cuerpo del guerrero de las mil batallas está exhausto, pero la cabeza puede más y va por otra batalla , un nuevo Mundial, el cuarto en su cuenta personal.
En Nueva Zelanda, al día siguiente del partido con Rumania -el segundo de la zona clasificatoria después de Inglaterra-, tendrá un honor al que sólo unos pocos llegan: 15 años vistiendo la camiseta de los Pumas. Es el más veterano del plantel y el más experimentado con 77 caps. Durante ese tiempo pasó por todos los estados: tristezas, frustraciones, preocupación y alegría, cuyo punto más alto fue la inolvidable gesta del Mundial de Francia en 2007. Los pergaminos que la experiencia le permitió cosechar en su carrera lo transformaron en un referente indiscutido del plantel y pieza fundamental de la estructura de los Pumas.
El Bocha es símbolo de preceptos que están asociados a los Pumas: sacrificio, entrega y humildad. Por eso se muestra preocupado cuando alguien le pide que explique por qué no se pudo cerrar aún la transición que comenzó hace casi cuatro años. Los Pumas se encuentran en la búsqueda de una identidad que hasta el momento no pudieron construir. En ese sentido, el tiempo de trabajo en centro de Alto Rendimiento de Athletes Performance sólo enfocados en lo físico es fundamental para el grupo. Uno de los puntos que impidieron cerrar ese proceso fue la falta de sinergia entre las distintas generaciones. La mística Puma que permitió la mayor hazaña que un seleccionado argentino de rugby alcanzara, aún no encontró eco en los más jóvenes. Pero lejos de cargar las culpas sobre las nuevas generaciones, Ledesma asume la responsabilidad como representante de la vieja guardia.
“Tenemos la necesidad de tener un mando claro, que todos tengamos la misma idea? Que eso todavía no haya ocurrido es culpa de los más viejos, pero lo vamos a lograr. En este último tiempo los escuchamos [a los más jóvenes], escuchamos lo que teníamos que corregir. Ellos nos hicieron saber que teníamos cosas que corregir. Y eso lo tomamos para beneficio del equipo”, dice Ledesma.
-¿Por qué crees que cuesta tanto cerrar la transición?
-Después del Mundial de 2007 se retiró una generación que jugó mucho tiempo junto. Que tenía líderes muy marcados. Eso creo una dinámica diferente. Así como los más veteranos nos hemos equivocado con los más chicos, ellos en alguna medida ayudaron a generar esas diferencias. Pero está bueno que eso haya ocurrido y que lo podamos corregir a tiempo.
-¿Estar dos semanas solos ayudan para acercar posiciones?
-Lo bueno es que acá, en Pensacola, estamos todos en igualdad de condiciones. No pensamos en rugby, sino que a todos nos matan con la preparación física. Todos estamos en lo mismo. Y nos ayudamos y alentamos para superarlo. En ese sentido está pasando lo mismo que pasó en 2007. La diferencia podría ser que aquella vez llegamos con mejores resultados y que los líderes estaban claros. Ahora tenemos que construir eso. Que no tengamos eso, nos hace indisciplinados y eso se ve en los partidos.
-Terminaste tu última temporada como profesional y ya te empezás a despedir del rugby como jugador para ser el entrenador de forwards del Stade Français. ¿Cómo estás viviendo este proceso?
-La primera semana, cuando perdimos la semifinal con Clermont [Nota de la Redacción: perdió con el Toulouse de Patricio Albacete por 29 a 6] estaba mal. Pasó una semana, pasó la bronca y me puse a pensar en los Pumas. Siempre es una motivación jugar en el seleccionado.
-¿Cómo haces para seguir motivado y con ganas?
-Es raro que un tipo de mi edad pueda jugar en este nivel o con los más chicos. Pero la realidad es que estoy acostumbrado a jugar fuerte. Pero a mi edad te conoces mejor. Llego bien, pero no tengo el cuerpo que tenía hace ocho o cuatro años. Ahora trato de compensar con otro rol. Mi rol es que el resto juegue mejor. Dar seguridad al equipo, pero sin pasarme del lugar en el que estoy.
-¿Cómo es la relación con Tati Phelan y el resto de los entrenadores de quienes fuiste compañero?
-Es difícil en este proceso los más viejos nos hemos equivocado. A veces participamos de más. O hablamos cuando no debíamos.
-¿Cómo te imaginás el debut frente a Inglaterra?
-Toda la estrategia tiene que estar orientada al partido con Inglaterra. Esta preparación, el partido con Gales, todo tiene que ser preparado como si fuéramos a enfrentar a Inglaterra. Los tenemos que presionar, robarles la pelota y tacklearlos a morir. No son invencibles, pero si ganamos será un batacazo. Eso sí, que sea el primer partido contra ellos es lo mejor que nos pudo pasar.
-Los Pumas llegan a este Mundial con el antecedente de ser los terceros del mundo. ¿Qué le podés decir a la gente que sigue el rugby de esta nueva versión de los Pumas?
-El tipo de rugby sabe que 2007 fue especial. Llegamos en condiciones diferentes. Mi ambición es poder jugar cuartos de final. Ahí puede pasar cualquier cosa. Eso sí, lo que promete este equipo, lo que no faltará en la cancha es defensa, entrega, sacrificio, cabeza, garra y locura.
Mario Ledesma se asoma por el balcón y posa su mirada sobre el encuentro de cielo y mar. Pensacola es para muchos de sus compañeros el punto de partida dentro del seleccionado nacional; para el Bocha, y otros de los experimentados rugbiers, es el principio de una despedida que se extenderá lo que dure la participación de los Pumas en el Mundial. En estos meses que faltan recorrerá el camino que ya transitaron muchos de sus amigos tras la magnifica actuación de Francia. Y, al igual que ellos, se quiere ir por la puerta grande.
Fuente: canchallena.com