El presidente de la Unión Cordobesa se refirió a la actualidad, a los árbitros y al juego.
La Unión Cordobesa de Rugby puso proa hacia 2020, año en que culminará la gestión de Félix Páez Molina, su flamante presidente, quien asumió hace unas semanas con el objetivo de continuar el Plan Estratégico que arrancó en 2014 con Gustavo Paz y continuó en 2016 con José Fauez.
Páez Molina, de 50 años, tiene una extensa trayectoria en el rugby cordobés. Además de jugador y entrenador del Jockey de Córdoba y de los seleccionados provinciales, fue dirigente de la Unión y en los últimos años cumplió las funciones de secretario y vicepresidente.
En las últimas semanas tuvo una intensa actividad representando a Córdoba, puesto que participó de la mesa de negociaciones que ungió al sanjuanino Marcelo Rodríguez como presidente de la UAR.
–¿Cuál será el principal desafío de tu gestión?
–Poder afianzar cada uno de los proyectos que se iniciaron hace cuatro años. Los siete polos (valle de Punilla, Jesús María, Alta Gracia, Río Tercero, San Francisco-Arroyito, Bell Ville y Río Cuarto), el coaching, los árbitros, los cefares, cuestiones en las que se invirtió mucho tiempo y hoy en día no están dando sus frutos. Hay que hacer un control de gestión estricto para que funcionen como queremos.
–¿Considerás que el rugby de Córdoba está unido?
–Sí, totalmente. Han pasado dos gestiones y uno podría entender que después de cuatro años hay alguna grieta. Sin embargo, vamos por el tercer mandato y el rugby de Córdoba mostró una gran fortaleza. Mi cargo y el de Ariel Mammana en la UAR fueron por unanimidad y ese es un mensaje muy fuerte. Eso nos debe enorgullecer. Eso nos unió en 2013 cuando estábamos tan divididos a nivel clubes con la Fric.
–¿Cómo está la situación de los árbitros?
–En estos cuatro años el referato ha crecido. El paro de 2016 produjo un quiebre. Nos tenemos que hacer todos responsables. No sólo los árbitros, también los dirigentes, que por ahí no supimos estar a la altura. A partir de ahí hubo un cambio muy grande. Entendimos que la comisión de árbitros estaba muy politizada. En 2017 comenzamos a trabajar con un proyecto nuevo, cuyo responsable es Javier Mancuso y con un secretario administrativo, que es Santiago Corvalán. Empezamos a hacer énfasis en la capacitación.
–¿Cómo juzgás el nivel?
–Mirá, a los árbitros los insultan todos, pero los clubes no mandan gente apta. Esa es su responsabilidad. El gran desafío es que el referato de Córdoba muestre una gran diferencia con el resto del país.
–¿Qué prioridad se le va a dar al juego?
–Siempre hay que ponerlo por delante de todo. Hay que mejorar su calidad, lo que está ligado al nivel del arbitraje.
–¿Qué pasará con el Oficial?
–Ya no va a existir como Torneo de Córdoba. Va a ser el Regional Centro, con primera y ascenso, con 12 equipos de Córdoba y cuatro de Andina. A partir del año que viene habrá un ascenso y en 2020 una reválida. Es un torneo importante, con apoyo de la UAR, para que crezcan Catamarca y La Rioja.
–¿Y la fusión con el Litoral?
–Será un paso más adelante. Hoy tenemos que fortalecer la Región Centro. Quisimos hacer algo en conjunto con Santa Fe y Entre Ríos, pero hoy el Litoral no está maduro como para pensar en un torneo importante. Pero creo que a mediano plazo va a crecer.
–¿Qué va a pasar con Los Dogos sin el Argentino?
–El Argentino se suspendió para este año. Para replantearlo y hacerlo más atractivo. Debemos buscar el mejor formato. Fuimos respetuosos con la gestión de Araujo que lo decidió. Ahora conversamos con Tucumán, Mendoza y Rosario. Hasta la Urba se sumaría. El Argentino es lo único que tiene una unión para mostrarse y sentir identidad.
Por Joaquín Aguirre
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