Fiji estuvo a punto de hacer historia este sábado ante los Wallabies. Solo un try en los minutos finales, anotado por el capitán Harry Wilson, evitó una segunda victoria consecutiva de los isleños sobre Australia, que se impusieron finalmente por un ajustado 21-18 en Newcastle.
Pero más allá del resultado, el entrenador del seleccionado fiyiano, Mick Byrne, volvió a insistir con un pedido claro: que Australia juegue un test en suelo fiyiano, algo que no ocurre desde 1984. “Sería genial jugar contra Australia en Fiji. Eso sería muy útil”, declaró Byrne tras el encuentro, reforzando su deseo de que una hipotética serie entre ambos se reparta equitativamente entre ambos países.
El partido fue tan parejo como polémico. Fiji, que se recuperó tras un 0-14 inicial con un try del debutante fullback Salesi Rayasi, dominó a los locales durante buena parte del complemento. Incluso llegó a estar arriba en el marcador (18-14) y tuvo la chance de ampliar la ventaja, pero una jugada anulada por el árbitro —por considerar que el wing australiano Harry Potter había salido al touch— desató el enojo del entrenador.
“Solo necesito aclarar con World Rugby. No sabía que ahora también podemos retroceder a la posesión del balón para anular un try. Quizás me equivoque, pero lo voy a consultar”, expresó Byrne, visiblemente frustrado.
A pesar de la derrota, Fiji dejó una vez más una grata impresión, con un rugby físico, dinámico y cargado de carácter, muy similar al que mostró en la Copa del Mundo de 2023. “Lo siento por los jugadores. Hicimos todo lo posible en la primera mitad para aguantar, nos reagrupamos y salimos a buscar el partido. Los chicos lo hicieron muy bien. Es un golpe bajo”, cerró el head coach.
El trofeo Vuvale Bowl, presentado por los Primeros Ministros de ambos países, Anthony Albanese y Sitiveni Rabuka, quedó en manos de Australia. Pero más allá del trofeo, Fiji volvió a demostrar que es una potencia emergente que pide cancha, y que merece ser respetada como tal.
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