El año pasado ha sido un torbellino en el rugby galés, desde huelgas, una congelación contractual y la caída de los salarios de los jugadores. Al final de la temporada pasada, una gran cantidad de jugadores abandonaron Gales, como Rhys Patchell, Liam Williams, Jarrod Evans, Sam Davies Tomas Francis, Dillon Lewis y Max Llewellyn, entre otros, partieron hacia pastos más verdes.
Con los presupuestos de juego cayendo a tan solo £ 4,5 millones la próxima temporada, con dos jugadores destacados permitidos por encima del límite máximo, es seguro asumir que un recorte de £ 700.000 en el gasto del equipo hará que más internacionales abandonen Gales. Por supuesto, ya se ha confirmado que algunos se irán, con Rhys Carré uniéndose a Saracens, mientras que Nicky Smith se dirige a Leicester Tigers.
Los dos mayores abandonos hasta el momento son el traslado del medio scrum galés Tomos Williams a Gloucester y George North, que se unirá a Provence Rugby. Hay algunos jugadores sin contrato como Mason Grady de Cardiff que no han sido anunciados oficialmente si se van o se quedan, con Johnny Williams y Taine Basham dos más.
En definitiva, no han abandonado Gales tantos jugadores veteranos como cabría esperar. Hubo muchos riesgos de fuga al comienzo de la temporada, y los internacionales galeses titulares Rio Dyer y Aaron Wainwright atrajeron un gran interés por parte de los clubes de Inglaterra.
Al final, ambos firmaron nuevos acuerdos para permanecer en los Dragons, mientras que Jacob Beetham rechazó un traslado a Escocia a favor de permanecer en Cardiff. Aquellos involucrados en el sector profesional del juego afirman que el mercado en Inglaterra y Gales se ha reiniciado, y que el salario promedio que se ofrece generalmente no es tan alto como antes.
En un movimiento alentador, los Dragons han vinculado una gran parte de su talento prometedor a nuevos contratos, incluido el dúo galés sub-20 Ryan Woodman y Harri Ackerman, dos de los mejores prospectos del rugby galés. Del mismo modo, los nuevos internacionales de Cardiff Rugby, el fullback Cameron Winnett y el tercera línea Mackenzie Martin, también han optado por ampliar su estancia en Gales.
Los Ospreys también han logrado retener a algunos de sus mejores talentos jóvenes, con jugadores como Harri Deaves, Dan Edwards y Lewis Lloyd firmando contratos para permanecer en su región de origen. Este período en el rugby galés se trata de estabilizar e intentar mitigar el daño de un recorte significativo en los presupuestos de juego.
Por supuesto, hay un número significativo de jugadores galeses, como Dafydd Jenkins y Christ Tshiunza, ejerciendo sus oficios al otro lado del Severn Bridge, incluida una gran cantidad de jugadores menores de 20 años, lo que debe ser una gran preocupación para la WRU.
La esperanza es que en las próximas temporadas los equipos profesionales, junto con la Welsh Rugby Union, puedan comenzar a aumentar los ingresos para fortalecer el juego en este país.
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