De los nueve tries a Francia a los dos puntos sobre Sudáfrica. Cuando se habla de Nueva Zelanda sólo se emplea el verbo vencer.
Los mejores equipos siempre encuentran el camino a la victoria. No importa que llueva o que enfrenten a infatigables rivales. Entonces, ¿cómo nos puede sorprender que los All Blacks sigan ganando?
El partido de semifinales entre Nueva Zelanda y los Springboks fue muy duro y peleado. Nada bonito y, en última instancia, tuvo un aura de inevitable destino. El que iba a colocar a Richie McCaw y los suyos a 80 minutos de ser el primer equipo en defender y lograr retener la Webb Ellis Cup.
La grandeza de un equipo que perdió tres partidos de los 53 que jugó con Steve Hansen en el banco, descansa en su templanza bajo la presión más intensa. Este equipo entendió hace tiempo cómo puede ganar hilvanando jugadas para el recuerdo pero, y sobre todo, entendió cómo ganar. A ganar jugando feo. A ganar. Siempre. Como ayer ante los Springboks.
Como el entrenador Hansen explicó tras el partido acerca de qué partido prefería –si el de Francia en cuartos o el de semifinales-, “las grandes actuaciones nunca son las mismas”.
En efecto. Y más. ¿Cuántos equipos hubieran renunciado a dar batalla en los diez minutos más importantes de cada partido, los diez primeros de la segunda parte, con un hombre menos y perdiendo por cinco puntos ante una oposición temible? Muchos. Pero no estos All Blacks que ganaron el partido desde la convicción de ser mejores que los Springboks en su terreno.
Hansen mandó a sus muchachos a practicar en el descanso bajo la lluvia de Londres mientras Sudáfrica aguardaba en el vestuario.
Entonces McCaw reunió a sus tropas en el centro del campo y les dijo “los buenos equipos tienen que remontar a veces. Tenemos que levantarnos del suelo más rápido y jugar la pelota con más velocidad”, como explicó Conrad Smith. “Ejecutamos con gran precisión en la segunda mitad”, añadió el back.
No fue casualidad, entonces, que comenzaran la segunda parte como campeones. Jugando a la ofensiva, asumiendo las condiciones climáticas y sin importarles jugar con un hombre menos. Sorprendieron a unos Springboks que parecían dormir la siesta. Fue un golpe maestro. Cuando Dan Carter convirtió el drop, una rareza en este torneo y más en unos All Blacks siempre a la búsqueda del try, quedó patente que psicológicamente estaban un paso más adelante que su rival.
Carter, que suma más de 100 caps, tuvo un gran partido. Capaz de anotar y de hacer anotar de media cancha para adelante como cuando robó la pelota al mismísmo Schalk Burger para dibujar el segundo try. Capaz de defender un rastrón con la presión de los wings de Sudáfrica y mandarla a la banda como si fuera Maldini. Capaz de retener su instinto de intentar un segundo drop y guardar la pelota para agotar el reloj.
Una vez más no es casualidad. En los últimos 10 minutos cuando durmieron el partido con su experiencia, Hansen agradeció a McCaw. “Fue su experiencia lo que permitió que pasara. Tenemos, probablemente, al mejor jugador de todos los tiempos y un gran líder. En 2007, como joven capitán, fue criticado duramente y sé que aquello le dolió. Pero mejoró su capacidad de liderazgo y el equipo creció con él. Tenemos un grupo de jugadores clave que creen en ellos: Reado (Kieran Read), Conrad Smith, Sam Cane, Dan (Carter). Hubo momentos en los que tuvimos que mantener la fe y cuando esas situaciones se repiten como hoy, se convierte en algo normal, creo”.
Eso sirve para los que aguardaban en el banco de suplentes. Williams y Beauden Barret rozaron la excelencia a la mínima oportunidad.
En el otro lado del terreno de juego y por oposición, Sudáfrica comenzó a bajar su nivel. La disciplina empeoró y las destrezas mostradas en la primera mitad se tornaron torpes según el partido avanzaba.
Dos jugadores antes maestros en su posición, Burger y Victor Matfield, fueron incapaces de adaptarse a la intensidad del partido, a la defensa All Black del line y fallaron a la hora de liderar a su equipo.
Otro viejo guerrero, Bryan Habana, tuvo una noche poco feliz. Superado por Kaino en el primer try y más tarde en el sin bin por juego sucio, también cargó una conversión de Carter antes de tiempo y el 10 neozelandés tuvo ocasión de pasar la segunda por el centro de los palos. Nueva Zelanda gano por dos puntos.
En última instancia Nueva Zelanda hizo lo que el gran Bill McLaren, La Voz del Rugby, llamaba: “hacer lo necesario”.
“A veces, cuando estas con 14, encuentras ese pequeño extra”, reconoció McCaw. “Jugábamos contra viejos conocidos dando todo lo que tenían pero hicieron nada sorprendente”, añadió el capitán. Tampoco los All Blacks hicieron nada sorprendente: volvieron a ganar.
www.rugbyworldcup.com
World Rugby ha decidido otorgar los torneos masculino y femenino en una sola vez, con un intervalo de dos años entre ellos. Tras la exitosa organización de la...
Leer Más