Se sentará en el banco del rugby italiano al final del próximo Mundial, cuando finalice la aventura de Kieran Crowley con los Azzurri. Para Gonzalo Quesada un reto difícil, pero también estimulante, como se cuenta en las páginas de L’Equipe.
“Recibí algunas propuestas, incluida la de Italia. Los primeros contactos datan de febrero, pero las reuniones concretas comenzaron después del Seis Naciones. El factor decisivo fue el presidente Marzio Innocenti. Me convenció su proyecto y su visión”.
“Entendí que compartíamos los mismos valores y la misma idea del rugby. Sentí mucha confianza y sus palabras me conmovieron. Sé que Italia es la nación número 14 del mundo y que la mayoría de los internacionales juegan en dos equipos, pero hay una buena generación. El reto es bueno. Italia es una gran nación de rugby y ser su entrenador es un honor”, dijo el futuro entrenador de Italia.
“Quería volver al rugby internacional. Italia, con esta joven generación y las adversidades que ha tenido que afrontar, me hace pensar en lo que viví cuando llegué al Stade en 2013 o Jaguares en 2018, donde nada se da por hecho”, dice Quesada.
“Me gusta sentar las bases de un proyecto de equipo, poner una visión, una identidad, una cultura de trabajo y logro, crear un proyecto de juego innovador, y estoy en sintonía con el juego ofensivo que produce el equipo. Quiero vivir todo el año en Italia, trabajar con los clubes y comprometerme al 200%”, concluyó el técnico.
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