Tras un arranque demoledor, el equipo de Don Torcuato, amparado en sus mejores virtudes y más lúcido para tomar decisiones, superó al CASI por 18 a 9 y defenderá la corona frente a Newman, el sábado próximo; Hernán Senillosa, autor de 13 puntos, fue la figura. A diferencia de años anteriores, Hindú debió tolerar momentos de nerviosismo y sufrimiento para llegar a las semifinales. Ese padecimiento, lejos de atraer dudas y alentar a la desconfianza, fortaleció el espíritu de un equipo que suma atributos en cada temporada para ser el mejor de la última década. El imperio de Hindú continúa de pie, pese a los embates y a las amenazas del CASI, el conjunto más regular y destacado en la etapa de la clasificación.
La Catedral , la casa del CASI,asistió azorada a los mejores 15 minutos de rugby que haya mostrado Hindú en el campeonato. Fue un comienzo demoledor, signado por la velocidad y por el vértigo que destacó al equipo de Don Torcuato en los años recientes. En ese arranque, Hindú fue una orquesta, con ritmo y movimientos continuados, con un juego integral, que no puso únicamente el acento en el despliegue de sus backs, sino que aportó el rigor físico de un pack activo, audaz, participativo y poderoso.
Tanta supremacía de Hindú no se reflejó de la misma manera en el marcador. Apenas se había logrado distanciar por 12 unidades después de dos tries ?Hernán Senillosa y Belisario Agulla? en cinco minutos. Sin embargo, la ventaja obtenida en el comienzo le alcanzó para festejar en el final gracias a la consistencia de una defensa impenetrable.
Una vez que Hindú bajó sus revoluciones, después de fallar en cuatro intentos de drops, algunos de ellos enviados desde muy lejos y sin necesidad, el CASI recién pudo reaccionar y tomarse un respiro. La Academia apeló al kick para despejar el peligro y achicó el parcial a partir de dos penales de Agustín Figuerola, que estuvo curiosamente errático (acertó tres sobre seis intentos).
La diferencia también se evidenció en la toma de las decisiones. A la hora de resolver, Hindú fue mucho más lúcido y no se equivocó tanto como su rival. Si bien cometió infracciones que las pagó caras (jugó 20 minutos con un hombre menos por las amonestaciones de Lorenzetti y de Agulla), el saldo podría haber sido mucho peor. En un momento, todavía con media hora por delante, Figuerola desperdició la oportunidad de igualar, resultado que al local le otorgaba el boleto a la final. Al CASI, tal vez, le faltó afinar detalles para llegar al try. Estuvo cerca en algunas oportunidades, pero tropezó en el golpe final.
Agrupado entre los cinco mejores de los últimos diez torneos de la URBA, Hindú, el bicampeón, despejó las dubitaciones que lo invadieron en algún lapso del año y la semana que viene irá en busca de un logro histórico: el tricampeonato. Sustenta su sueño en la dinastía Fernández Miranda, en el aporte de Senillosa y en otros experimentados, y en una juventud que ya está consolidada. Ahora lo espera Newman, en una definición apasionante.
LAS CLAVES
El arranque demoledor de Hindú
Contundente desde el comienzo, con 15 minutos de un alto nivel de rugby, con ritmo, vértigo y velocidad, Hindú sacó una diferencia que lo impulsó hasta el final del partido. Marcó dos tries en cinco minutos, y eso le alcanzó.
Al CASI le costó recomponerse
Aturdido y desorientado en el comienzo, el CASI recién pudo reaccionar en el cierre del primer tiempo. Hubo muchos knock on y algunas desinteligencias, pero vale destacar la dignidad con la que envolvió la derrota.
Por Santiago Roccetti
De la Redacción de LA NACION