Para quienes lo recuerdan, el debate en 1987, mientras 44 jugadores soñaban con ir al primer Mundial de rugby y unos varios miraban con bronca desde afuera por como habían sido desafectados de seleccionado, pasaba por si Los Pumas iban a ir a competir o a participar.
Ese debate se daba mientras los jugadores tenían un sistema de entrenamiento novedoso para la época y jugaban partidos de práctica por el país. El lunes 30 de marzo, en la sección San Martín de GEBA, los entrenadores Héctor Silva y Ángel Guastella nombraron los primeros 26 mundialistas de la historia. En total, 111 han sido parte de planteles mundialistas.
Había ocho debutantes absolutos en un plantel que volvería de Nueva Zelandia lejos del objetivo de mínima que era clasificar a cuartos de final. En el camino habían quedado nombres que nunca irían a un Mundial, salvo Ricardo Le Fort y Daniel Baetti (éste como entrenador). Deberían haber estado Tommie Petersen, el Flaco Ure, el Tano Loffreda o Javier Miguens por nombrar cuatro que merecían su lugar. No fueron y comenzó un recorrido que siempre encontró preguntas al anunciarse planteles mundialistas.
Cuatro años más tarde, volverían a faltar jugadores que podrían haber aportado a un grupo que volvió sin victorias. La ausencia más dolorosa fue quizás la del lesionado Hernán Vidou (su aceitado pie podría haber marcada la diferencia al menos en el partido con Gales). Rara mezcla en un plantel que combinaba pibes y veteranos y que volvió con tres derrotas en igual cantidad de partidos.
Al igual que en el 91, para el Mundial 1995 hubo cambio de entrenadores en la previa. Chau a la dupla Pipo Méndez-Tito Fernández; chau a un veterano Tano Loffreda que había liderado al equipo hasta octubre del 94. Hola Alejandro Petra y Ricardo Paganini. Con el equipo en Australia de gira se filtró el plantel que se comunicó al IRB y se quedaban afuera tres (finalmente el único de la gira de Australia que no fue al Mundial fue Agustín Macome porque en el último partido se lesionaron Santiago Mesón y Gonzalo Camardón, dos que hubieran servido y mucho). Del Mundial de Sudáfrica, Los Pumas se volvieron sin triunfos.
Seguía sin haber paz en la época. José Luis Imhoff confirmó a principio de año 22 jugadores que irían al Mundial 99. Luego a Imhoff los mismos jugadores -en yunta con unos dirigentes poco morales- lo borraron. En la gira de Escocia e Irlanda el nuevo entrenador Pipo Méndez, después del test en Dublín, anunció la lista de 30 (se agrandó el plantel a partir de este Mundial) y afuera estaban Facundo Soler, Ezequiel Jurado y Pablo Camerlinckx de aquel listado original. Fede Méndez, lesionado, ya no estaba. Muchos hoy aseguran que el equipo debería haberse plantado.
Como única forma de protesta una pequeña bandera de difícil lectura los recordó en los himnos. Claro que Méndez ya no estaba (se había peleado con Alex Wyllie que terminó conduciendo a Los Pumas al quinto puesto en ese primer Mundial que traía alegrías).
Todo parecía encaminado en 2003, donde el Tano Loffreda había tenido un manejo prolijo del plantel y no hubo grandes sorpresas cuando se confirmaron los 30 mundialistas. En el último partido de práctica se lesionó Lisandro Arbizu, capitán del equipo, y la desunión que había en el plantel creció en Australia al punto que no se pudo repetir lo del 99.
Hubo que tener un 2003 para celebrar el 2007. En la Navidad del 2003 se reunieron en París con sus familias muchos de los argentinos que estaban en Europa por entonces. Arrancó allí un compromiso que no se rompió en ningún momento. Ni cuando hubo que ir a la huelga contra una dirigencia que faltaba el respeto. Esas cosas los unieron, los templaron y los prepararon. Dolió ver a José Núñez Piossek y a Fran Leonelliquedarse afuera por lesión; mucho más dolió ver a Martín Gaitán internado en Cardiff con un corazón que casi le dice basta. Esto unió aún más al equipo que se llevó, merecidamente, la medalla de bronce en un Mundial para el recuerdo.
Y se llega al 2011. Con unos Pumas que deben terminar de encontrarse en el consenso. Que internamente se cuestionaron la decisión de Phelan de no llevar a Genaro Fessia, pero silenciaron las preguntas por ver más que una mano negra una inentendible decisión técnica. Saben que la parada es difícil y que repetir lo del 2007 será casi imposible. Le falta a este grupo esa unidad de cuerpo y mente que tenía el plan-tel del 2007. Queda un mes para conseguir lo que aquel grupo consiguió en cuatro años.
Queda la esperanza de que en el camino que queda de acá al 10 de septiembre el rumbo se clarifique y que los mecanismos se aceiten para sorprender a Inglaterra. Hacerlo acallaría a los críticos, confirmaría al mundo que Argentina está lista pero sobre todo le permitirá a estos Pumas 2011 sentirse herederos de una historia que, en época de mundiales, trajo dos grandes alegrías y cuatro tristezas.
Por: Frankie Deges
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