El ex Puma lidera Botines Solidarios, una fundación que busca acercar el deporte a barrios humildes y cárceles para transmitir valores.
Aquella corrida incansable de Ignacio Corleto en el partido inaugural del Mundial 2007 recorrió el mundo. Su try en el imponente Stade de France, clave para que Los Pumas vencieran al seleccionado local y asombraran al planeta, se sintió fuerte en la Ciudad Luz, pero iluminó hasta muchos kilómetros de distancia.
Ese torneo fue la primera referencia que Lucas Morales tuvo del rugby. Un par de años después, el empuje de Corleto volvió a alcanza r la vida de este joven la Villa 31: Lucas comenzó a practicar este deporte y a cambiar el rumbo de su existencia a través de Botines Solidarios, una organización creada por Corleto que, desde hace seis años, transmite valores a cientos de chicos de barrios humildes con la pelota ovalada como herramienta.
“Cambié mi comportamiento al aprender los valores del rugby, los cuales aplico a la vida cotidiana”, cuenta Lucas en una entrevista de la revista de Botines Solidarios. En la publicación, narra que comenzó a jugar a los 17 años, cuando la organización empezó a ofrecer entrenamientos gratuitos en Puerto Pibes.
“Me gustó el ambiente y lo que se transmitía”, recordó Lucas. Tanto le gustó que hoy entrena al flamante equipo de rugby de la Villa 31. “Me pone feliz ver los cambios que se generan a través de esto. Muchos chicos me contaron que, antes de comenzar a jugar, estaban tomando caminos que no les convenían, algunos empezaban a probar drogas”, cuenta. Y concluye que “es una recompensa bastante grande saber que este deporte les cambió la vida”.
Botines Solidarios nació en 2009, a partir de la iniciativa de Corleto y un grupo de amigos. “Quería devolver un poco de todo lo que yo tenía y había recibido a través del rugby”, recuerda Nani.
“Siempre estuvo latente en mí el deseo de ayudar a los que menos tienen, a que puedan salir de la desigualdad”, agrega. El ex Puma, además, cree que su éxito como deportista se traduce en la necesidad de ayudar: “Aquellos que han tenido la suerte de llegar lejos y tener todo lo que yo tuve deberían tener un rol más comprometido con la sociedad”.
“Vi a una Argentina golpeada y pensé que el rugby es una herramienta transformadora porque transmite valores”, explica el ex jugador, de 37 años. Hoy la ONG cuenta con distintos programas. Uno de ellos, el que le dio la base, tiene que ver con enseñar rugby a varones y hockey a mujeres gratuitamente en cuatro barrios del sur de la Capital Federal y en otros dos de Rosario.
“El rugby no tiene contacto en los barrios, no ves una pelota como sí ves de fútbol. Hay muchas barreras, tanto económicas como de falsos mitos sobre el rugby que tratamos de superar”, reflexiona Jerónimo Aguirre, coordinador de proyectos de la fundación. “Usamos el deporte como una herramienta, no como un fin.
Llevamos adelante con la fundación DAD (Desarrollo a través del Deporte) un programa en el cual los chicos transitan por etapas de autoevaluación”, añade. Y luego detalla: “Ellos reflexionan sobre distintos tipos de vínculos: con uno mismo, con el compañero y con las reglas, buscando así transmitir compromiso, respeto y responsabilidad como valores básicos”.
“Espacio de pertenencia” es una frase que se escucha mucho de los labios de quienes trabajan para Botines Solidarios, ya que, entienden, es algo vital que los chicos encuentran con el deporte. También suena mucho la palabra “autogestión”: la idea de la fundación con este plan es que los chicos luego puedan convertirse en referentes de sus comunidades, transmitiendo estos valores a los más jóvenes.
Como parte de este fin de autogestión, la organización acompaña el nacimiento de un nuevo club: el Villa 31 Rugby y Hockey Club, surgido por la propia iniciativa de chicos que jugaban en los barrios del sur porteño. Es allí donde Lucas comienza a dejar un legado.
Es que, a pesar de que ver los cambios en la vida de los chicos “llena de orgullo” a quienes llevan adelante Botines Solidarios, la organización también apunta a un futuro más lejano.
“Nuestra idea siempre fue la misma: dejar políticas de Estado, porque es la única forma de hacer que esto se sostenga en el tiempo”, reflexiona Corleto. “Quisiéramos que todas las uniones de rugby tengan al deporte social en la agenda y que el interés trascienda a la política y a la sociedad”, remarca.
Hoy Botines Solidarios trabaja en conjunto con los gobiernos porteño y bonaerense, además de percibir en menor medida ingresos de empresas privadas.
“Tratamos de ser mediadores entre lo público y lo privado, creemos que se necesita del compromiso de todos para cambiar la realidad”, dice Corleto. Y, si bien cree que “en Argentina hay mucha solidaridad”, considera que “todavía falta mucho”. Por eso es que subraya: “La pobreza está, y está de alguna manera porque la gente no se interesa lo suficiente”.
Hasta en las cárceles
Entre sus distintos programas, la fundación también organiza encuentros regionales de rugby en los que compiten clubes que comparten su mirada social de este deporte. “Vimos que muchos dejaban de existir por dificultades económicas o porque, al no contar con ciertos requisitos formales, las uniones no les permitían competir”, explica Jerónimo.
Así, los chicos que juegan en estos clubes comparten viajes, fortalecen el compañerismo y se divierten. Este año, el objetivo es realizar el segundo encuentro de nivel nacional, algo ambicioso por los costos que demanda el transporte.
Cuando en Botines Solidarios se habla de llevar al rugby fuera de los clubes, siempre se busca ir más allá. La organización cuenta con un programa llamado “Libertad desde el deporte”.
Este consiste en visitar cárceles del radio de la Ciudad de La Plata y distintas unidades penitenciarias (donde se encuentran chicos de entre 16 y 18 años en situación de encierro), para tratar de contener, cambiar paradigmas y lograr una mejor reinserción en la sociedad de quienes transitan la vida en una cárcel.
“Se ven resultados notables. Los chicos vienen con una idea de ‘me tocás y te reviento’, pero luego terminan afianzando el compañerismo y desarrollando la autoconfianza. El mismo personal de la cárcel reconoce la evolución”, señala Jerónimo. También cuenta una anécdota conmovedora:
“Un chico nos contó que tuvo la posibilidad de fugarse, pero que decidió quedarse. Y nos dijo: ‘Cuando juego al rugby me siento libre”.
Losandes.com.ar
El apertura tucumano, Nicolás Sánchez, hoy con presente en Tokyo Suntory Sungoliath, equipo de la Top League One, habló con Patricio Fernández en XV Rugby Club sobre su...
Leer Más