A sus 34 años y tras más de 120 partidos en el Super Rugby con Force, Rebels y Reds, O’Connor logró finalmente alcanzar una final del torneo, cumpliendo su promesa al firmar con el multicampeón neozelandés: llevarlos de regreso al partido decisivo.
“Ha sido una experiencia increíble. Sólo lo planeé por una temporada”, confesó tras el entrenamiento, dejando la puerta abierta a un posible paso a Leicester Tigers.
O’Connor ha sido clave en el crecimiento de los jóvenes Taha Kemara y Rivez Reihana, quienes protagonizarán el futuro de la camiseta 10. Su liderazgo y experiencia fueron fundamentales en un año de reconstrucción tras la salida de Richie Mo’unga.
Pese a jugar mayormente como suplente, el australiano se ganó el cariño del público crusader, destacándose en momentos claves como ante los Blues.
“Esta semana ha sido increíble. Finalmente estar en una final significa todo para mí”, afirmó emocionado.
Los Crusaders buscarán su 11º título este sábado en casa, en lo que será también la última función de un veterano que encontró en Nueva Zelanda mucho más que una camiseta: una cultura que lo marcó.
stuff.co.nz