Actualmente, el “Imhoff” remite por antonomasia a Juan José Imhoff, el rosarino que, pese a ser uno de los wings más efectivos del rugby francés y mantenerse como el máximo tryman de Los Pumas en actividad (21 conquistas) tras casi cuatro años de ausencia en el equipo, no será tenido en cuenta por el entrenador Mario Ledesma para el Mundial de Japón. Sin embargo, lo suyo fue -y quizás en el futuro siga siendo- la continuación de una historia que comenzó a la par de la de Los Pumas gracias a José Luis Imhoff, integrante de esa camada fundacional de 1965 y padre de Juan José.
“Un día, el mono tuvo que elegir entre seguir subido al árbol o bajar a la llanura. Y cuando bajó, tuvo que aprender a caminar erguido. Eso es lo que está haciendo el rugby argentino: nos bajamos del árbol y estamos caminando por una llanura que tiene sus obstáculos y sus riesgos. Estamos evolucionando. Hubo cambios profundos, y hay que tratar de que esos cambios influyan favorablemente. El de la evolución es un camino que no tiene fin”, reflexiona José Luis, con la perspectiva que le da una vida ligada al rugby desde todos los ángulos posibles.
En ese camino, el ex entrenador de Los Pumas le asigna un rol fundamental a la dirigencia, aunque sobre ese aspecto demuestra un cierto desencanto con el panorama actual. “Lo que me gustaría es que aparezcan personas inteligentes y desprovistos de tantas ambiciones personales a la hora de tomar decisiones importantes. En el rugby existe esa buena gente, no hay que ir a buscarla a ningún otro lado. Lo que pasa es que, cuando la cosa no es clara, esas personas suelen dar un paso al costado. Entonces, me parece que lo que necesitamos es una política bien instrumentada. Me refiero, a la política aristotélica, con gente idónea, no a la política sucia. A lo mejor es una quimera lo que digo, pero creo que es la única forma en la que el rugby realmente puede evolucionar”, analiza.
Se trata de un concepto abstracto, que Imhoff traslada al plano de lo concreto en la figura de Agustín Pichot, ex capitán de Los Pumas y actual vicepresidente de World Rugby, a quien considera una pieza fundamental que el rugby argentino no puede darse el lujo de perder. “Tiene una visión extraordinaria del rugby mundial y de hacia dónde va, y al mismo tiempo pienso que está abarcando más de lo que puede. Hay que ayudarlo”, opina el hombre de Duendes.
“Fui su entrenador, lo conozco y lo aprecio. Ya se lo dije: no avances tanto. Consolidá primero. Vas a una velocidad que la gente no te puede seguir y te vas a quedar solo. Se lo dije cuando jugaba y se lo digo ahora también. No todo es urgente. Y aunque él pueda ver muy lejos, la vista de los otros no llega tan lejos y no lo entienden. Por eso muchas veces se quedó solo”, señala.
– ¿Por qué te parece que hay una visión tan polarizada sobre él?
– Porque hay muchos que no quieren cambiar nada. Son los conservadores, los que quieren que todo se quede como está. Listo, si ellos se quieren quedar ahí, nadie les dice que vayan adonde no quieren, pero que no joroben a los que sí quieren evolucionar.
Sus palabras, por cierto, se extraen de una muy jugosa charla de café de la que también participan José “Cheto” Santamarina y Carlos “Cacho” Valdez, dos históricos del rugby tucumano.
– ¿Qué sensación te dejó el Rugby Champonship?
– El exitismo y el desconocimiento han llevado a pensar que Pumas y Jaguares son lo mismo, y no es así. Los planteles pueden ser iguales, pero los rivales no. Una cosa es el Súper Rugby y otra cosa es un test match o un Mundial. Sudáfrica trajo varios que juegan en Europa y nos dio una paliza. Sinceramente, no me gustó que se saliera a jugar de esa forma: tratar de llevarte puesto a Sudáfrica es como jugar a las cornadas con un toro.
– ¿Pero sos optimista de cara al Mundial?
– Creo que Los Pumas van a ser competitivos. No es que se bajó de nivel, es que hubo un error de apreciación creyendo que el éxito de Jaguares se iba a repetir en Los Pumas. Los adversarios son más duros y un Mundial nunca llegás con el equipo ideal, sí con el equipo posible. De todas maneras, creo que se llega con una muy buena base. Los entrenadores tienen un plantel bastante amplio para armar el equipo, y todos están en muy buena forma física. Además, la mayoría han jugado juntos todo el año.
– ¿Qué pensás de la ausencia de Juan?
– De ese tema no puedo opinar. Como argentino, quiero que jueguen los mejores, pero como padre, me toca demasiado de cerca y mi respuesta no sería objetiva.
– ¿Te parece que todo se define en el partido contra Francia?
– Es el partido clave. Lo que tiene Francia es que puede no jugar bien, pero te hace jugar mal a vos. Ni a los All Blacks les gusta jugar con ellos. Pero ellos también nos respetan a nosotros.
Por Federico Esposito
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