El tryman de Los Pumas en las Copas Mundiales de Rugby cuenta como fue el camino que recorrió para llegar al seleccionado y a este momento inolvidable en la RWC.
Los cinco tries en idéntico número de presentaciones en esta RWC de Juan Imhoff, no son un descubrimiento. Ni su nombre, ni su efectividad son una novedad que se destapó en Inglaterra 2015. El velocista rosarino con sus actuaciones no hace otra cosa que confirmar su excelente presente y afirmando una carrera meteórica que parece no entender de mesetas.
La imagen volando en “palomita” para marcar el try ante Irlanda que sentenció el pasaje a semifinales para Los Pumas asoma con ser una de las postales de la RWC, más allá de las críticas de su padre y algún remordimiento propio, según reconoció en sus propias palabras.
Imhoff es tan rápido con sus piernas como con su locuacidad a la hora de hacer declaraciones. Pícaro y oportuno en cada contacto con la prensa, el wing rosarino que asomó a la palestra mundial en un campeonato Sudamericano de 2009, mostró una faceta diferente que vale la pena explorar.
Estirpe Puma
Juan forma parte de la dinastía Imhoff, proveniente del club Duendes de la ciudad de Rosario donde su padre, José Luis, es la piedra basal de los cultores del rugby. José Luis Imhoff jugó en los míticos Pumas de 1965 y luego fue entrenador del seleccionado nacional en tres etapas diferentes (en 1978, en 1992 y de 1996 a 1999). Cardiólgo de profesión, ex ministro de Salud de su ciudad natal, pero más allá de sus lauros profesionales, José Luis es un pensador que mezcla la alquimia de su experiencia personal con una filosofía que toma a la historia para volcarla en el deporte.
A Juan, la mirada de su padre no les es ajena, y bien sabe que cada palabra además de ser certera, busca sacar lo mejor de él. Sin embargo el wing del Racing Metró francés aseguró que “El más crítico de mí mismo soy yo. Después viene mi viejo y después mis hermanos y después mi abuela que ya no está. Somos así, somos una familia que nos hemos criado así, esa presión puede salir para cualquier lado. Siempre se nos inculcó eso de que si vas a hacer algo, hacelo bien, no importa lo que sea, creo que hoy me ha ayudado a manejar la presión”, subrayó.
Cuando Juan habla de su familia, se reconoce como de una casta muy particular. “Me perdí el casamiento de mi hermano Federico, el más grande, porque jugábamos contra los All Blacks”, recuerda a modo de anécdota sobre el fanatismo que se cultiva, y agrega “interrumpieron el casamiento para ver el partido, somos una familia un poco locos por el rugby. Me he perdido muchas fiestas con mis amigos. Dejé muchas cosas, amigos, vacaciones, quemás etapas por un sueño”, detalló.
“A los 20 años me fui a Italia para comenzar mi vida profesional de rugby, después volví solo y preparándome con el seleccionado de Rosario, en entrenamiento, me rompí la cara, tuve complicado el ojo. Tenía 20 años. Después tuve hepatitis, pero fueron todas cosas que me obligaron a dar lo mejor de mí”, recordó sobre las diferentes pruebas que tuvo que atravesar para llegar a ser el jugador que hoy es.
No siempre fue el eficiente wing que hoy vemos. De hecho no fue tenido en cuenta por los seleccionados juveniles argentinos, a pesar de su velocidad. Mucho tuvo que trabajar sobre su físico, para empezar a llamar la atención de los técnicos, puesto que era demasiado liviano para el concierto internacional.
“Realmente tuve que hacerme un escudo cuando me dejaron de lado por el tema físico”, reflexionó, “era muy flaco y tuve que modificar mi físico, no fui un privilegiado, tuve el don de la velocidad, pero yo creo que quise ser rápido y me enfoqué en estar bien físicamente para poder jugar en este equipo”, aseguró.
Escribiendo la historia
Los Pumas siempre fueron su obsesión, ya así lo demuestra cuando cuenta que “mi tía es profesora de historia y me mandaban a estudiar con ella y yo no me concentraba y le decía que ‘para qué la historia si yo voy a jugar en Los Pumas’, era muy chico, debo haber tenido 10 años, y esa siempre fue mi determinación. Solo aprendí historia, ¡pero de rugby!. Me ayudaron a crear mi propia historia”, dijo un Juan, que a los 27 años ya entró en las páginas doradas del rugby argentino a fuerza de tries y grandes resultados.
Sin embargo, prefiere la cautela cuando habla de este equipo de Los Pumas que disputa la Copa Mundial de Rugby. “Va a tener que pasar un tiempo para poder hacer historia. Todavía quedan partidos. El equipo ya hizo historia cuando le ganó a Sudáfrica por primera vez o cuando ganó por primera vez en el Rugby Championship. Este equipo hace historia porque tiene una identidad, eso es lo que queda. Ha cambiado su juego. Para hacer historia esperemos dos semanas más”, remató en referencia a las semifinales que se vienen.
La palomita, Hourcade y Sexton
“El vuelo a semis”, bien podría ser el título que acompañe a la imagen con la figura de Imhoff antes de aterrizar en el ingoal irlandés para sellar la contundente victoria de Los Pumas ante Irlanda del domingo pasado.
Sin embargo Juan le resta importancia a su conquista cuando dice que “lo único que pienso es que si al rugby argentino le sirve, bienvenido sea. Esas imágenes se popularizan, pero eso no es lo más espectacular que tuvo el partido, sino que vean el esfuerzo que hicieron por ejemplo los ocho forwards. Ojalá que haya un montón más de palomitas, pero he tenido miles de pesadillas pensando que se me caía la pelota, es mi personalidad, a veces arriesgar está bueno”.
La locura y alegría del triunfo del domingo tuvieron un momento muy especial para Imhoff, mientras se encontraba en el vestuario Puma, en medio de los festejos. En ese instante, la figura de Irlanda que se había quedado fuera de la contienda a último momento, Jonathan Sexton, se acercó para felicitarlo especialmente y transmitirle algunas palabras muy especiales.
“Sexton estaba muy contento por mí, me felicitó y me mandó saludos para Nico Sánchez y Tomás Lavanini”, relató, pero profundizó más sobre el segunda línea argentino cuando confesó que “quería darle el pasaporte irlandés para Tomy (por Lavanini). Lo ama, le gustan los jugadores así, dijo que era el único que podía destronarlo a O’Connell porque lo ve de la misma manera, como un hombre, un macho alfa de su manada, y es la realidad”.
A la hora de las definiciones, Imhoff también hizo referencia al entrenador de Los Pumas. “Daniel Hourcade es un ambicioso, una persona que arriesga mucho y es un fanático de este deporte. Se permite cometer errores para arriesgar. Daniel tiene dos cosas muy importantes: un sentido de pertenencia muy grande y un compromiso aún mayor”.
Por último, tampoco eludió la pregunta de quiénes son sus referentes en su puesto: “Mi modelo de wing, desde chico era David Campese, esa arrogancia que tenía era por su juego, era determinante. Nunca me sentí identificado con un Jhon Kirwan un Jonah Lomu, porque no me da el físico, es mucho más fácil correr derecho y llevárselos a todos por delante, pero. Y después otro que marcó mucho era Nani Corleto a quien verlo correr era un sueño, me sacaba una sonrisa”.
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