Juan Martín “Corcho” Fernández Lobbe, como otros tantos argentinos, levantó el fin de semana la Copa de Europa. Un gladiador que deja la vida en la cancha y lo dejó demostrado el último sábado en Dublin.
De chico sus hermanos mas grandes le decían Corcho. Tenía, le decían, la cabeza más grande que el cuerpo, como el corcho de una botella de Champagne. Si bien esto es imposible, lo de tener la cabeza más grande que el cuerpo, el nombre quedó y si en el rugby argentino se habla de Corcho, no hay dudas de quién es.
Juan Martín Fernández Lobbe sumó un importante palmarés a su ilustre carrera de rugby el sábado con una más de sus ya acostumbradas actuaciones sobresalientes. Con su flequillo cayéndole sobre la vincha blanca, fue una de las estrellas en un equipo estrellado como pocos en el Aviva Stadium de Dublín.
Se sumó así a una creciente lista de argentinos que ganaron el campeonato de Europa al levantar la Heineken Cup.
Ese grupo de elite lo empezaron Federico Méndez y el gigante Germán Llanes una tarde de Bordeaux cuando el Bath inglés en el que fueron tan poco felices le ganó 19 a 18 al Brive de un Lisandro Arbizu que en la última jugada, en el último segundo, vio como su drop se le iba por el palo izquierdo. Méndez jugó pocos minutos esa final, pero Llanes estaba en el club, sin sumar minutos en el torneo europeo. Claro que Méndez volvería a levantar el principal trofeo europeo poco después y con mucha más participación.
Mudado al Northampton, esta vez el campeonato europeo tuvo al primera línea mendocino más involucrado y jugó desde el arranque la final 1999-2000 en Twickenham en la que junto al pilar Martín Scelzo (en su primer año en el profesionalismo ingresó sobre los últimos minutos) le ganaron 9 a 8 al Munster irlandés.
Sería otro primera línea Puma el que levantaría la próxima Heineken Cup. Omar Hasan jugó 9 partidos en el torneo 2004-05 para el Toulouse, que se cargó a Stade Francais en la final en Edimburgo. En aquel partido -jugado el día antes del empate entre Los Pumas y los British & Irish Lions en Cardiff- había otros argentinos como Agustín Pichot, Juan Martín Hernández y Rodrigo Roncero. Festejó el Turco el 18-12.
Un año después, el rosarino Federico Pucciarello, entonces pilar del seleccionado italiano, se sumó al ilustre grupo ganando con el Munster en Cardiff una ajustada final contra Biarritz (23-19).
Pasaron tres temporadas para tener otro campeón argentino. Arquitecto del título, Felipe Contepomi debió ver la final en el Murrayfield escocés vestido de traje. Una seria lesión en su rodilla en la semifinal no lo tuvo con el Leinster cuando le ganó 19 a 16 a Leicester en el que iba a ser su último partido para el combinado irlandés. La medalla, bien mere-cida, fue no obstante del médico Puma.
Pato Albacete y el Oso Vernet Basualdo fueron los siguientes campeones europeos cuando un año más tarde, en la temporada 2009-10, el Toulouse se llevó su cuarto título europeo, venciendo a Biarritz 21-19 en el Stade de France parisino. El segunda línea tuvo mucha más participación en el título, sobre todo en la muy disputada final.
Y así se llega a Corcho. Mucho se dijo de la pelota que recuperó en el segundo tiempo en la base de un ruck. Se la llevó con potencia e inteligencia, la levantó y buscando cual de sus famosísimos compañeros estaba mejor ubicado. Así, la tiró de manera poco ortodoxa pero no por ello menos efectiva al fullback Delon Armitage, quien luego reconoció que cuando recibió la pelota lanzada por el capitán Puma supo que sería try.
No ganó el mejor equipo del día, pues así son las finales. El 16-15 tuvo a Jonny Wilkinson nuevamente vestido de héroe para una final de altísimo nivel, ya que sus tres penales y la conversión fueron la diferencia frente a un Clermont que no supo como convertir en puntos el dominio que tuvo durante gran parte del torneo.
Fue allí donde lo hecho por Fernández Lobbe, incansable tackleador y recuperador, siempre una rueda de auxilio y apoyo moral constante de sus compañeros, tuvo su protagonismo. Lo hecho por el ala que siempre será de Liceo Naval no llamó la atención: jugó en su acostumbrado nivel de exposición y entrega. Esta vez fue con los ojos del mundo sobre sus hombros y su equipo.
Con el espíritu competitivo típico de un jugador de elite -y viniendo de una familia con dos hermanos que compiten con pasión en todo lo que hacen, sea rugby, un picado, o a las figuritas- nada conforma al más chico de los Fernández Lobbe. Ya con una final en el bolsillo, buscará su siguiente título en el Top 14. Más sabiendo que el año pasado, recién recuperado de una rotura de ligamentos cruzados, no pudo en el Stade de France.
Estos títulos son siempre buenos desde lo individual, máxime si como Corcho se tuvo una actuación preponderante. Ayuda a seguir metiendo y entrenando; queda todavía un asunto por terminar en el rugby francés y después el esperado descanso, ya pensando en lo que se vendrá para Los Pumas en el Rugby Championship.
Por: Frankie Deges
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