El Ministerio Público Fiscal de Mendoza pidió hoy que se fije fecha de audiencia para “ventilar el sobreseimiento” de Hugo Auradou y Oscar Jegou, los dos rugbiers franceses investigados por violación, causa que se inició después de la denuncia de una mujer que estuvo en una habitación de un hotel con los dos deportistas.
En un dictamen firmado por la fiscal Daniela Orieta Chaler, jefa de la Unidad Fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual, y por su colega Darío Nora, de la Unidad Fiscal de Delitos Contra la Integridad Sexual, el Ministerio Público presentó hoy “el formulario de requerimiento de sobreseimiento por duda o falta de pruebas”.
Así lo informaron a LA NACION fuentes con acceso al expediente. Los dos rugbiers son defendidos por Rafael Cúneo Libarona, hermano del ministro de Justicia de la Nación, Mariano Cúneo Libarona.
“Tenemos que proteger a las mujeres, pero también aquellos hombres que son falsamente denunciados. En este caso se perjudicó mucho la imagen de dos jóvenes inocentes Fue un trabajo durísimo”, sostuvo a LA NACION el abogado defensor de los rugbiers, ambos de 21 años.
En el escrito presentado hoy ante la jueza de Garantías, Elenora Arenas, los representantes del Ministerio Público Fiscal solicitaron que se “fije fecha y hora de audiencia a fin de ventilar el sobreseimiento de los imputados. En razón de la complejidad de la causa, [pedimos] se asigne una duración excepcional a la audiencia de, al menos, tres horas, como así también arbitre los medios para que en la audiencia se proyecten videos y audios que esta parte va a ofrecer para fundar la petición”.
Según pudo saber LA NACION, finalmente, se fijó fecha para que la audiencia sea el viernes 18 de este mes.
La semana pasada se conoció el resultado de un peritaje psicológico y psiquiátrico donde peritos oficiales y de la defensa concluyeron que la denunciante “presentaba un relato lineal y estructurado en contraposición a uno espontáneo y fluido, rígido en cuanto a la cronología de los hechos y que resulta deficitario en cuanto a la construcción lógica del mismo, cuyo detalles no se articulan en forma coherente como un todo. […] El hilo conductor es laxo y disperso”.
También se sostuvo: “Se observa en el relato existencia de elementos compatibles con exageración y acomodación de la información que aporta, detectándose contenidos contradictorios e inconsistentes al momento de explicar situaciones con las que se la confronta. […] Detectamos una tendencia a acomodar la información que brinda, enfatizando aquellos aspectos que pueden favorecer su versión sobre los hechos y siendo evitativa acerca de aquellos datos que pueden comprometerla y que, claramente, van en una dirección contraria a sus fallidos intentos de instituirse en el lugar de víctima, como forma de lograr una versión de los hechos acorde a un relato parcializado”.
Además, observaron indicadores de haber vivido un episodio de contenido sexual y si, a consecuencia del mismo, ha generado algún trastorno de estrés postraumático, se explicó: “Conforme a lo relatado por la señora [por la denunciante], la misma habría sido objeto de una serie de prácticas sexuales en la cual involucra a dos sujetos, jugadores del seleccionado francés de rugby, en la habitación de un hotel de la ciudad de Mendoza. Dichas prácticas habría tenido, según su relato, características salvajes, de una violencia extrema, en las cuales se intercalaron distintos tipos de maltratos físicos, como golpes de puño, tirones de cabellos, mordeduras y arrastre por el piso, con ataques sexuales por parte de ambos [deportistas], a los que la denunciante no habría consentido. Dicho relato, presenta una serie de inconsistencias y contradicciones, lo cual configura globalmente una narración deficitaria en cuanto a los criterios de credibilidad y validez”.
La denuncia fue hecha el 8 de julio pasado. La mujer relató queuando todo terminó, que fue al baño y advirtió que tenía marcas de golpes (incluída una trompada en un ojo), mordidas y estrangulamiento (por momentos -dijo- la dejaron sin oxígeno “al punto del desvanecimiento”). Que incluso en las piernas tenía hematomas porque la arrastraron por el piso. Contó que finalmente, a las 8.35 del domingo, pudo salir de la habitación y se fue a su casa.
Cuando la mujer terminó su relato, los funcionarios que le tomaron la denuncia le preguntaron si en algún momento había consentido los “actos sexuales”. Ella respondió, terminante, que no. Contó que una y otra vez, en español y en inglés, les pidió que se detuvieran y que el morocho, con el que había llegado a la habitación, le decía que no con la cabeza.
El encuentro en un boliche
La denunciante contó que la madrugada del 7 de julio fue con una amiga a bailar al boliche Wabi, ubicado en el Lateral Acceso Sur 1450 de la ciudad de Mendoza. Que llegaron entre las 2.30 y las 3 y que a las 4.30 la llamó por teléfono el encargado de las relaciones públicas del boliche para darles las pulseras que habilitan el acceso al VIP. Que una vez allí, aproximadamente a las 5, vió a un hombre morocho que le pareció atractivo y empezaron a tomar tragos. Contó que él se los daba (que era Fernet en un vaso de plástico y que ella no vio cuando lo preparaban porque estaba bailando) y que, a toda costa, él la quería llevar al baño.
“Yo no sé si me metió algo en el trago, pero me inducía a tomar”, relató. Dijo que en un momento él la invitó a “tomar algo al Hotel Diplomatic”, donde estaba alojado. Declaró que salieron del boliche a eso de las 5.12 y se subieron a un taxi, donde estaban otras personas, además del chofer.
Cuando llegaron al hotel y subieron al sexto piso, él se dio cuenta de que no tenía la tarjeta y bajó a recepción. Después volvió a subir. Ella contó que cuando él abrió la puerta, ella no vio “ningún tipo de bebida”, solo botellas con agua, pese a que el plan era tomar algo. Según su declaración, la violencia y los abusos empezaron de inmediato. “Yo le pedí que me dejara ir a mi casa, por favor, y el sujeto movía la cabeza y me decía que no”, declaró.
Por Gabriel Di Nicola
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