De repente, el volcán del rugby profesional entró en erupción. Después de una semana en la que el fuego cruzó de Norte a Sur, ida y vuelta, y en la que quedaron al descubierto fuertes internas entre las personas que ocupan las sillas del poder, la World Rugby anunció ayer un nuevo régimen de competencias que se pondrá en marcha en 2022, pero esa acción parece ser sólo un vaso de agua para apagar tantas llamas. Nada está definido, y lo que sí está claro es algo que venía observándose desde que terminó la última Copa del Mundo en 2015: habrá importantes cambios luego de Japón 2019; el rugby de alto nivel ya no será el mismo.
La guerra en el rugby, como la evaluaron los medios británicos, tuvo en esta ardua semana otros bemoles, como la dura posición de Mario Ledesma con respecto a los clubes europeos y la cesión de los jugadores para el seleccionado: “Es tiempo de poner las cosas en claro. No vamos a negociar más con los clubes europeos la liberación de los jugadores internacionales. Cuando los queramos, los vamos a llevar”, le dijo al prestigioso Midi Olympique. Y también la crisis en Gales -líder invicto del 6 Naciones- que conlleva a la fusión de dos clubes históricos, Ospreys y Scarlets. “El rugby afuera de la cancha en Gales no es el más lindo”, resumió el capitán del Dragón, el fabuloso Alun Wyn Jones.
Pero vayamos a lo anunciado ayer por la World Rugby . Desde 2022 se jugará la Nations Championship , en dos divisiones de 12 seleccionados cada uno, ubicados de acuerdo al ranking (hoy serían los 6 del 6N, los 4 del Rugby Championship, Fiji y Japón), con ascenso y descenso, a disputarse todos los años, menos los de la Copa del Mundo y de la gira de los Lions, y con sistema de semifinal y final. Un total de 11 partidos. La WR también reveló que en la Copa del Mundo de 2027 se saltará de 20 a 24 equipos. De todos modos, esto no es definitivo. En una semana hay una reunión en Dublin, la sede de la entidad madre del rugby, para continuar las discusiones y a la que se invitó a todas las partes involucradas.
“Ahora la cancha está embarrada”, le dijo Pichot al periodista Ignacio Chans en una muy rica entrevista para el diario uruguayo El Observador. Hay datos como para sospechar que al ex capitán de los Pumas le tendieron una trampa. El proyecto que publica un diario neozelandés no sólo no es el que él impulsaba, sino que lo dejó mal parado con su discurso desde que asumió de luchar por los derechos de los países del segundo orden. Y, de paso, le incluyeron a los Estados Unidos, donde él forma parte del Board, algo que no es bien visto por quienes consideran que allí hay otro conflicto de intereses.
Pero no será fácil mandarlo a Pichot a su casa. Rápido y pícaro como en sus épocas de jugadores, puso a Europa, la que menos quiere cambiar, contra las cuerdas. La lógica de la sanidad deportiva está del lado de las proclamas de Pichot; es hora de que el rugby se expanda y de que los de Tier 2 y 3 tengan posibilidades de crecer en competencia. Pero aquí hay, sobre todo, un tema de dinero. Lo necesitan todas las potencias porque el sistema está cerca de colapsar. Lo que no se sabe todavía, aun con el anuncio de ayer de la WR, es cuál será el camino a elegir. Ni quiénes lo ejecutarán.
Por: Jorge Búsico
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