Una discusión oxidada y eterna entre los dirigentes de Buenos Aires y del interior limita a la Unión Argentina de Rugby (UAR) en su desafío de avanzar en la profesionalización de sus estructuras. Una discusión oxidada y eterna entre los dirigentes de Buenos Aires y del interior limita a la Unión Argentina de Rugby (UAR) en su desafío de avanzar en la profesionalización de sus estructuras. Como sucedió a principios de año, las uniones provinciales no ceden en sus reclamos y la modificación estatutaria se posterga, poniendo en peligro el socorro financiero que le brinda a la Argentina la International Rugby Board (IRB). Mañana, en las oficinas de la UAR, se llevará a cabo la asamblea de los presidentes de las uniones, pero se conoce de antemano, según reconocieron tres dirigentes a LA NACION, que no se llegará a un consenso para instrumentar el cambio. Las discusiones continuarán en febrero o en marzo.
Entre los dirigentes existe un consenso unánime en lo relativo a la profesionalización de los Pumas, pero no así con la distribución de los votos y de los cargos jerárquicos. El interior exige mayor participación, ya que considera "injusta y abusiva" la autoridad de Buenos Aires, que cuenta con el 47 por ciento de poder de voto.
Las rispideces se acentuaron tras la decisión de la UAR de organizar el Campeonato Argentino en marzo del año que viene, a contramano de lo requerido por las 23 uniones del interior, que deseaban competir en octubre o noviembre. También despertó rechazos la arbitrariedad con que se distribuyeron los cuatro centros de alto rendimiento que financiará la IRB.
Sin embargo, el ánimo de negociación es diferente al que había en febrero pasado, cuando comenzó el debate. "Estamos ante otro ámbito y otro clima. No hay tensiones y estamos trabajando unidos para llegar a un consenso. Si a las potencias les llevó 20 años reformar sus estructuras, nosotros nos podemos tomar un tiempo", sostiene Néstor Galán, presidente de la unión de Buenos Aires.
Pese a no avanzar en la modificación en las estructuras de la UAR, la IRB continuaría con su apoyo financiero durante 2009, aunque preferiría que ya esté todo solucionado. El retraso, en concreto, atenta contra la creación de un Consejo Profesional de Rugby. Hoy existe una subcomisión, pero su poder de decisión es limitado. Una empinada fuente de la UAR lo describe así: "Las peleas entre Buenos Aires y el interior postergaron muchos cambios y nos limitaron el trabajo". Otro foco negativo: se perdió un año en discusiones y negociaciones, y no se avanzó en el progreso que se prometió tras el Mundial de Francia 2007.
"No perjudica en nada no votar la reforma ahora. No perjudica a los fondos de la IRB, a los Pumas, a nada", enfatiza Galán.
El presidente de la UAR, Porfirio Carreras, aboga por una solución. "Tenemos más puntos de contacto que de disidencia, pero somos propensos a quedarnos enganchados en discutir quién lo lleva a cabo y no en las ideas. La misión de la UAR es proteger el rugby de base, el de los clubes, que es la máxima fortaleza que tenemos. Pero al mismo tiempo debemos ser mejores amateurs y mejores profesionales. No es una contradicción, porque el profesionalismo ayuda luego a tener mayores recursos para desarrollar el rugby amateur", opina Carreras, en diálogo con ESPN+.
La comisión que estudia la reforma del estatuto, integrada por Galán, Marcelo Ambroggio (unión de Córdoba) y Fernando Curet (Santiago del Estero), avanzó en algunos puntos, pero el acuerdo aún se asoma en un horizonte empinado. Los mismas diferencias políticas de principio de año son las que hoy amenazan con echar por tierra la reforma. Parece un problema sin solución.
Por Nicolás Balinotti
De la Redacción de LA NACION