Los Wallabies resolvieron la semifinal ante Argentina y sacaron el pasaje a la final de la Copa Mundial de Rugby, donde enfrentarán a Nueva Zelanda.
Pumas y Wallabies presentaron todas sus armas en un partido inolvidable que terminó en victoria de los oceánicos por 29 a 15, en la segunda semifinal disputada el domingo en Twickenham ante más de 80 mil personas que disfrutaron el mejor rugby del mundo.
Despierto desde el minuto cero, sólido durante todo el partido y con un Adam Ashley-Cooper inspiradísimo, Australia fue un justo ganador ante un equipo sudamericano que fue protagonista con su juego ofensivo, pero que sintió demasiado los puntos del inicio y las pérdidas de jugadores clave en su estructura habitual.
Las botas puestas
En Argentina, “morir con las botas puestas” es una frase utilizada para reconocer la valentía de no renegar de algo, a pesar de estar siendo conducido indefectiblemente a una derrota. Eso fue lo que hicieron los jugadores de Daniel Hourcade, quienes volvieron a deleitar con su vistoso juego de ataque, aunque esta vez sin la eficacia de otras presentaciones.
Aquella intercepción de Simmons que terminó en try al minuto de juego y el siguiente de Ashley-Cooper en menos de 10’, marcaron una diferencia de 11 puntos (14-3), que Argentina nunca pudo recuperar.
Pero no fue sólo un dato estadístico aquello de que nunca un equipo pudo dar vuelta un partido en la Rugby World Cup una vez que tuvo 10 o más puntos de diferencia, sino que además de los impactos en el score, Argentina recibió golpes en su estructura como equipo que fueron insalvables.
Los Wallabies se hicieron sentir en defensa y mucho. Ya en el primer tiempo, Argentina padeció la salida de sus mejores hombres. El primero fue Imhoff con una contusión en la cabeza que no le permitió seguir al tryman del equipo; en media hora de juego fue el turno del capitán Creevy, que ya venía lesionado; en el reinicio le llegó el turno a su armador de juego, Juan Hernández, quien había recibido un fuerte tackle en la zona de las costillas. Los tres ya fueron descartados para el próximo partido por el Bronce, el próximo viernes, y estas ausencias más la amonestación del gigante Lavanani, explicaron un poco cómo se fue construyendo la derrota.
Del otro lado ocurrió todo lo contrario. Fardy fue una máquina de tacklear y sus compañeros de la tercera línea, Pocock y Hooper recuperaron lo que pudieron o enlentecieron la agilidad del juego argentino. Ordenado en defensa, y a pesar de los penales cometidos (junto al flojo scrum, sus únicos puntos débiles), los Wallabies tuvieron el criterio de los medios Genia-Foley para distribuir y la percusión del tridente del fondo compuesto por Ashley Cooper-Folau-Mitchell, para quebrar la defensa argentina y definir el pleito con tries de gran factura.
Números inexplicables
Curiosamente a lo que muestra el score final, Argentina tuvo una gran noche en materia estadística, superando a Australia en casi todos los rubros, dominio que en la cancha careció de efectividad para sumar en el marcador, donde la carga anímica de los primeros puntos recibidos y las bajas por lesión, prevalecieron.
Tanto en dominio territorial como en posesión de pelota, los sudamericanos fueron mejores, al igual que en la obtención de formaciones fijas. Lo mismo ocurrió en disciplina, porque si bien Lavanini se fue con una amarilla en el conjunto Puma, la cantidad de penales de Australia (12) duplicó a la de los argentinos.
Los conducidos por Hourcade tuvieron 18 quiebres limpios en ataque y la cifra subió a 56 en atravesar la línea de la ventaja, contra los 8 y 43 –respectivamente- de los Aussies, pero los de Cheika vulneraron en cuatro oportunidades el ingoal albiceleste.
De palabras, emoción y lágrimas
La zona de vestuarios mostró dos realidades muy claras. La euforia y alegría, mesurada pero con la satisfacción de haber conseguido el pasaje a la final, de los australianos; y la decepción de los argentinos expresada en los llantos de Juan Imhoff y Santiago Cordero, solo por mencionar algunos.
Al mismo Head Coach, Daniel Hourcade, se lo vio sensibilizado con el resultado de la contienda, quien en conferencia de prensa reconoció: “Estoy absolutamente satisfecho y orgulloso de lo que hizo este equipo. Es nuestra idea de juego. También hay un mérito muy grande de Australia. Si jugáramos de nuevo, lo haría de nuevo. Es lo que nosotros queremos como estilo de juego”.
Huevo -como es conocido- remarcó además que “el equipo intentó siempre. A veces las cosas salieron bien y hoy no tanto. Hubo muchos quiebres y nos faltó concretar. Es un aprendizaje. Seguiremos por este camino porque no tengo dudas de que es el correcto. Es lo que queremos para el rugby argentino. La entrega estuvo siempre, el juego es el legado que queremos dejar”.
Hourcade fue más allá de lo estrictamente táctico y técnico al decir que “todos los que vieron este partido, coincidirán en que el equipo dejó todo y salió vacío. El resultado, el número, es una consecuencia del juego. Australia hizo puntos y no hay discusión. El mensaje es que lo importante es dejar todo en la vida, en todas las cosas que se encaran”.
De un modo similar y con signos de dolor por su lesión, el capitán Agustín Creevy sintetizó lo ocurrido al expresar: “Estamos muy tristes, pero no hay tiempo para reprocharse nada. Hay que levantar la cabeza y pensar en lo que va a ser el viernes. Tenemos otra final. Queremos entrar en el podio. Hay que hacer el duelo rápido y empezar de nuevo”.
Cuando el Puma surgido en La Plata tuvo que comentar su estado de salud, explicó: “No sé cómo estoy, mañana me haré estudios. Dejé todo. Sentía un dolor muy fuerte y no podía correr. En cuanto al partido, sin duda que Sudáfrica va a salir con todo. Ojalá pueda estar, y si no confío en que todos harán un buen trabajo, esté quien esté”.
La voz australiana la ofreció el entrenador Michael Cheika: “Dejamos el partido con el resultado abierto, lo que les vino bien a ellos. Inicialmente lo teníamos más controlado y más estructurado”, comenzó.
Y por último, a la hora de resumir el encuentro, remarcó: “Estoy satisfecho por cómo defendieron los muchachos. Son un conjunto muy fuerte a la hora de atacar. Hicieron estragos contra Irlanda la semana pasada. Tuvimos que trabajar duro para impedir que apoyaran un try”.
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