El entrenador del seleccionado argentino de rugby, que consiguió el tercer puesto en el Mundial de Francia del año pasado, brindó una entrevista a un medio de Buenos Aires donde cuenta su vida actual como DT del Leicester en Inglaterra. Le dicen "Marcelo", a secas. Incluso en las crónicas que llegan desde el Reino Unido. "Antes era Marchelo’, pero ya aprendieron mi nombre", se ríe el Tano, de 48 años, vía telefónica con Olé. Para los argentinos sigue siendo el Tano. Allá, el apodo pasó a mejor vida. Lo tratan bien, aun pese a que el Leicester que dirige luego del Mundial haya quedado eliminado en la Eurocopa (récord de 3-3, los tres perdidos, de visitante) en primera ronda por primera vez desde el 2004.
"La dedicación es exclusiva, hasta en los días libres te ocupás en analizar a los rivales. Es muy divertido", contó Loffreda.
-¿Qué diferencias encontrás con Los Pumas?
-El día a día es similar a la preparación que tuvimos en Newman, previa al Mundial. Hasta el staff es parecido. Sí hay algo que parece exagerado, pero que en realidad se le da la dimensión que le corresponde: tenemos un equipo de seis preparadores físicos y seis kinesiólogos, además de un médico. Hay una enorme infraestructura.
-¿Algo más que te haya sorprendido?
-Estamos suscriptos a un sistema que te muestra todos los partidos de Europa. Cualquier rival lo tenés grabado. Es un server enorme. Cada partido que necesitás, se lo pedís al analista de videos para que haga las secuencias. Por supuesto, también podés hacer un pormenorizado análisis de tu equipo.
-El Leicester está obligado a ganar todo lo que juega. ¿Cómo te manejás con esa presión?
-Trato de ser permeable a la presión. Si comparamos con los otros equipos que dirigí, el SIC tiene antecedentes muy fuertes y hay que tratar de cumplir con las expectativas de ser un club exitoso. Con Los Pumas tuvo más que ver con el desafío personal y el plantel. Había un lazo entre todos y sabíamos de qué éramos capaces; y por supuesto que te generaba presión. Es cierto que acá tenés esa presión de los resultados, pero sigo manteniendo la misma filosofía: ver la meta más cercana. Podés darte el lujo de rotar, ya que el que entra tiene el mismo nivel del que sale. No te quiero decir que esté acostumbrado, pero no me siento atrapado o entre la espada y la pared.
-¿Te hicieron pagar un derecho de piso? ¿Cómo fueron los primeros entrenamientos?
-En general, los jugadores se portaron bárbaro. El hecho de que yo sea un argentino que vaya y les diga cosas… Por suerte había antecedentes que me avalaban, se sigue valorando mucho lo que hicimos en el Mundial. Por otro lado, cuando estaba en Los Pumas, conocía a cada uno, sabía qué iba a decir Fulanito o si iba a poner cara linda o fea. Acá, los jugadores hicieron un esfuerzo porque me tuvieron paciencia para captar lo que yo les decía. A veces hablaba en inglés, pero realmente no sabía si me comprendían. Me sentí muy bien, cómodo y bienvenido.
-¿Cómo tomaron cuando empezaste a fajarlos con la defensa?
-Bien, porque yo, en realidad, llegué antes de jugar con Leinster. Estuve observando, pero no entrenando. El partido en Irlanda fue flojo en la parte táctica y defensiva. A la semana siguiente les di una paliza fuerte en defensa y nadie dijo una palabra. Fueron un par de prácticas muy duras y los tipos se la bancaron.
-¿Cómo es tu vinculación actual con Los Pumas? ¿Estás al tanto de algo?
-En realidad, extraño a los jugadores… Fue muy fuerte lo que se vivió en el Mundial. Digo: "Puta, estoy extrañando el hecho de estar junto al equipo, de vivir las mismas cosas, compartir con el plantel". Ahora, qué es lo que está pasando allá, estoy bastante ajeno porque me tiene muy ocupado lo de acá. Salvo que alguien me haya llamado a nivel amistad y me haya dicho: "Viste que Fulanito y Menganito quieren quedarse en el cargo…". Pero nada más.
-¿Y con tus ex dirigidos de la Selección?
-Cuando jugamos en contra siempre tenemos un rato de charla, como con Felipe (Contepomi), Agustín (Pichot), Albacete, los Fernández Lobbe, Tiesi, Leguizamón; obvio con Ayerza, que juega en el Leicester. Pero cada uno está en su club, tenés poco tiempo.
-¿Pensás en volver a Los Pumas o dirigir alguna selección?
-Ni se me pasó por la cabeza. Tengo otras cosas en las que concentrarme. Ahora no estoy haciendo planes a largo plazo, tengo que resolver las cosas que se presentan acá, poner en marcha este proyecto y tratar de que toda la familia esté cómoda y contenta. Viajó con su mujer y sus cinco hijos. "Nos estamos acomodando, viviendo una cultura distinta, armando una casa. Mi mujer está haciendo maravillas para poder llevar la familia adelante, para que los chicos no se caigan, para que tengan una contención que en tu país no la necesitan", relata. Entrando en detalle, confiesa y se ríe: "Parece una boludez, pero nos llevó ¡un mes! conseguir celulares. Es todo complicado, acá no sólo manejan al revés, en Inglaterra es todo al revés. No comprás un litro de leche, comprás dos pintas. Se mide en pulgadas… Todo es difícil, hasta pagar los parkings. Los horarios son complicados, cenás temprano. La adaptación te lleva tiempo". ¿Y la casa? "Nos queda un poco chica, ahora estamos tratando de ponerle muebles; estuvimos todo un día buscando en Nothingham. Las camas ya las teníamos, al menos había dónde dormir, jaja". ¿Y la ropa? "Hace una semana llegó el container. Antes andábamos con lo puesto prácticamente. Vinieron los libros, nuestras cosas personales. Ahora estamos un poco más cómodos, si querés".
Olé.com.ar