Luis “Lucho” Gradín ya sabe lo que es ser presidente de una unión. Lo fue de la Unión Argentina de Rugby en un momento complicado, en la transición al profesionalismo.
Lucho sabe bien que volver a la política grande, a tratar de sentarse en un sillón caliente en un momento muy particular del rugby argentino va a ser una tarea complicada, sobre todo porque la URBA es complicada de por sí. Pero quiere volver, porque “hay que acompañar este nuevo momento”.
-Volvés como candidato a presidente… ¿Cuál es la propuesta?
-La propuesta es actualizar y agionar todo lo que hemos perdido estos últimos años peleándonos por discutir si un jugador era o no profesional, por discutir cosas que ya estaban establecidas. Y hubo por eso muchas agresiones personales que por suerte han ido superándose. Y ante el furor y esta movida espectacular que se ha generado en el rugby argentino con el Championship y la presencia de Los Pumas en el concierto mundial, la URBA, que nuclea al 40% de los jugadores del país, tiene una responsabilidad muy grande de acompañar esos cambios ayudando a los clubes más débiles, porque estos cambios cuando se producen por ahí son ellos los que más sufren. Y ese acompañamiento es el que queremos dar.
-¿Y cómo se consigue eso?
-Primero, con una gran transformación en la comunicación. Hoy hay que buscar nuevas formas de llegar a los más jóvenes para inculcar esto. No alcanza con los padres, con los entrenadores… Hay que hacer cursos y talleres de valores del juego. Hay que educar y formar en base al respeto. Esto es fundamental. Es la tarea que tenemos por delante para ocuparnos de la base de la pirámide.
-¿Qué va a pasar con los entrenadores del seleccionado mayor de la URBA? Las Águilas Seven consiguieron en Paraná el primer título para la unión en muchos años. ¿Ustedes vienen con alguna idea en particular para el XV?
-Buenos Aires claramente perdió el protagonismo. Hace muchos años atrás, el seleccionado tenía en un 80% la base de Los Pumas. Parece que ha pasado mucho tiempo de esto pero no es tan así… Hoy, afortunadamente para el rugby argentino, la preparación y acondicionamiento de los jugadores tiene un perfil mucho más federal, pero la URBA necesita por cantidad y calidad de jugadores recuperar ese lugar de preponderancia rugbística que supo tener. Y hoy, con una preparación así como así, no alcanza. Entonces, Buenos Aires va a tener que hacer un esfuerzo muy grande por volver a ponerse a tono, a nivel.
Lucho Gradín no lo dice, pero una fuente allegada comenta que las posibilidades de que sea Marcelo Loffreda el entrenador del seleccionado porteño son muy grandes si el ex titular de la Unión Argentina de Rugby consigue ser presidente.
-¿Qué va a pasar con los jugadores de la URBA que están afectados al Pladar? ¿Podrán jugar o no?
-Bueno… en realidad tenemos ideas, algunas ya han trascendido… La realidad es que esos chicos van a estar a full con los diferentes seleccionados y no van a poder jugar prácticamente nada en sus clubes por una disponibilidad de tiempos. Van a tener competencia casi total afectada a los diferentes seleccionados. Y por otra parte, los que están con contrato, al ser profesionales, aunque quisieran, no van a poder jugar. Y es que por tiempos, en realidad les resultará imposible, aunque quieran. ¿Cómo hace un jugador para poder estar en su club jugando dos o tres partidos por año? Carece un poco de sentido. Podrán jugar si terminan su relación profesional y regresen a sus clubes sin tener ninguna obligación contractual.
-Finalmente, ¿por qué no se pudo llegar a una lista de unidad en la URBA?
-Una de las cosas en que más fallamos los humanos es en la comunicación. En el consejo tuvimos dos años muy distintos. En el primero, cuando perdimos la elección por muy poquito, y estaba el tema del Pladar en el centro de la escena, las reuniones eran de discusiones sin escucharnos. Después, las relaciones se fueron normalizando luego de la asamblea… y después de eso, de ese apaciguamiento, salieron muchas cosas positivas (la tarjeta electrónica de los partidos, por ejemplo.)… entonces, la idea fue poner en la cabeza de la lista a personas que habían gestionado bien sin importar de qué lista eran. Mi mensaje quiso ser el de dar el ejemplo, demostrando que si ponía a gente vinculada al otro grupo como mano derecha, en un lugar relevante, era para demostrar una unidad, un crecimiento… no lo hice de bueno que soy: Lo hice porque creí que eso iba a servir, por ahí me equivoqué… tal vez eso no fue bien comunicado y por eso no se llegó al entendimiento para hacer una sola lista.
Por: Eugenio Astesiano
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