El pilar santafesino, de gran labor en Los Pampas, le ganó la pulseada al mendocino Eusebio Guiñazú y Andrés Bordoy. Una sorpresa.
“Feliz” es la palabra que más veces sale de la boca de Maximiliano Bustos, después de recibir la espectacular noticia de que será parte del plantel que viajará con Los Pumas al Mundial de Nueva Zelanda.
Este pilar santafesino, de 25 años, habló sobre este año soñado, luego de salir campeón con Pampas XV en la Copa Vodacom, debutar en el seleccionado, su pase al Montpellier francés y ahora, la convocatoria para su primera Copa del Mundo.
“Se me pasan por la cabeza un montón de cosas. Es algo que uno siempre sueña, pero de ahí a vivirlo es otra cosa”, explicó Chinchu, como lo llaman sus amigos. Él le ganó la pulseada a Eusebio Guiñazú y Andrés Bordoy, los dos primeras líneas que se quedaron afuera en el último corte de Santiago Phelan.
“Me sorprendió un poco. Uno dio todo para poder estar en el Mundial. Ilusionado estaba, no voy a mentir. Aproveché este mes y pico al máximo, sabiendo que había un montón de grandes jugadores peleando por un lugar”, agregó.
-¿Quiénes y qué cosas se te pasaron por la cabeza cuando Tati te nombró?
-Mis hijos, mi mujer, mi familia. Sin el apoyo de ellos, uno no podría estar así y sólo pensando en rugby. También lo que uno dejó de hacer por este deporte…
-¿Cómo fue ese momento?
-Los que estábamos en la lista nos pusimos contentos. A los chicos que no quedaron, les dimos un fuerte abrazo y sin palabras. No salen en ese momento. Compartimos tanto entre todos, que duele, pero hay que seguir metiéndole. Me quedé con ganas de saludar a Genaro (Fessia), que se fue y no lo vi. Siento que me faltó saludarlo a él, me puso muy mal.
-¿Ya te imaginás lo que se viene?
-No, no puedo. Pienso en seguir mejorando y esperar que llegue ese día. Siento mucha responsabilidad, hay jugadores que se quedaron afuera y uno tiene que dejar todo lo que tiene.
-En el plantel hay una primera línea histórica como Roncero, Ledesma y Scelzo, ¿cómo llevás vos competir en el puesto con ellos?
-Con humildad y sacrificio. Mucho esfuerzo. Es un honor estar con esa clase de jugadores. Seguir creciendo como jugador y como persona es mi objetivo. Voy a absorber todo lo que pueda de esas tres fieras.
-Tenés 25 años, ¿este es el comienzo de un largo ciclo con Los Pumas?
-Es el objetivo. Costó mucho llegar y va a costar el doble mantenerse. Es el lugar en el que todo jugador de rugby quiere estar. Hay que trabajar duro y meterle para adelante. Esto es hermoso y algo soñado.
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