Mendoza bien pudo quedarse con la victoria ante Santa Fe, pero la agónica y fallida conversión en el final decretó el resultado más justo según lo hecho por ambos equipos.
Mendoza bien pudo quedarse con la victoria ante Santa Fe, pero la agónica y fallida conversión en el final decretó el resultado más justo según lo hecho por ambos equipos. Es que el seleccionado de la Unión de Rugby de Cuyo no tuvo un buen debut en la 63° edición del Campeonato Argentino, mientras que su rival fue un alumno aplicado y se quedó con un importante triunfo de visitante, por 28 a 27 (4-1).
Pero lo cierto es que la consecuencia de este tropezón en la primera fecha puede ser grave, porque se complicaron las aspiraciones de los dirigidos por José Luis Crivelli y Gabriel Bertranou. Más allá de la paridad entre todos los participantes (ver aparte), el combinado local dejó pasar una buena oportunidad en su propia casa y, para pasar a las semifinales, ahora está obligado a ganar los dos partidos que tiene por delante. Es que para quedar entre los dos primeros del grupo 2, que pasarán a la próxima instancia deberá vencer como local a Salta el sábado que viene y también superar a Tucumán a domicilio.
Por una conversión
Los primeros minutos no entusiasmaron mucho a los asistentes al reducto de El Bermejo, pero por lo menos mostraron eficacia en las incursiones a campo visitante. En una par de idas y vueltas, el representativo cuyano se cobró al contado las infracciones de su rival y se puso al frente con dos penales de Leopoldo Villanueva y un drop de su hermano Alfonso; aunque de inmediato Ignacio Caspani contestó con su efectividad a los palos.
Ninguno de los dos arriesgó demasiado, pero las arremetidas de Agustín Peppi rompieron el período de estudio al oponente. El debutante wing se llevó colgados un par de rivales y atrás lo siguió la tercera línea, pero las imprecisiones apagaron el tímido entusiasmo de la tribuna.
Del otro lado, Santa Fe fue pura concentración y prolijidad. Con gran orden en la defensa, más allá de marcar al límite del off side, se plantó y recuperó la pelota a partir de los errores ajenos. No se complicó y con precisos kicks trasladó la presión a terreno rival.
Y fue a partir de uno de esos balones robados que se gestó el primer try: atacó, conservó la pelota y en la tercera fase aprovechó una falla de tackle para que Francisco Escobar Cello se cortara y habilitara a Ignacio Haeffelli. A la media hora, Mendoza perdió un scrum y los litoraleños lo transformaron en jugada de siete puntos por el ciego, con una corrida de Leandro Moleón, quien con un sombrerito dejó al fullback sólo para apoyar su primer try.
Mendoza, que se había mostrado muy lento e previsible en la ofensiva, sobre el final achicó distancias con una picardía de Julián Saá, quien aprovechó el inminente penal de la marca rival y encontró el espacio, para dejar las cifras 18-14 abajo.
En el complemento, el anfitrión mejoró el scrum y ganó varios metros con el maul, pero no logró quebrar a un sólido pack de forwards, que mostró tener un gran carácter como visitante. Un penal por lado mantuvieron la brecha en el tanteador hasta promediar la etapa.
Y justo en el mejor avance de los cuyanos, cuando los delanteros habían golpeado las puertas del ingoal, otro descuido de pelota terminó con una patada y una veloz corrida pegada al touch de Escobar Cello, que puso la máxima diferencia (28-17).
Mendoza no bajó los brazos y buscó por todos lados, aunque sin orden. Nazareno El Hom llegó a la conquista que nació con una entrada potente de Facundo Barni, pero el palo le dijo que no al intento de conversión del menor de los Villanueva. Y en el quinto minuto de descuento, Alejandro Bär encontró una fisura en centro de la cancha y parecía que el milagro iba a llegar. Sin embargo, Popín no pudo cambiar la historia que Santa Fe ya había escrito.
Fuente: Diario Los Andes