Que el rugby a crecido en Argentina no es ninguna novedad. Si se mira hacia el exterior, tampoco es noticia que el rugby crece a nivel mundial. A la continua competencia se le suma adeptos constantemente: los Juegos Olímpicos, los Pumas en el Rugby Championship, un mundial en Japón previsto para el 2019.
Son acciones de este nuevo método de concepción del rugby. Y como el mercado es exigente, hay que actuar. Los hechos reales se ven en el detenimiento. Ayer se anunció que al Nations Cup Pacific le será agregado dos nuevas naciones: Canadá y Estados Unidos. Es un torneo oriental, con raíces en el pacífico y que existe desde el 2006, donde se enfrentaban Samoa, Fiji, Tonga y Japón. A ello se le agregó naciones americanas, monstruos de economía mundial, que poseen un mercado aún muy virgen en el mundo ovalado -sus ligas son amateurs-.
A su vez, Greg Peters, CEO del SANZAR, avisó que será el 2013 el año de definición -por sí o por no-, con respecto a la ampliación del Super Rugby a terrenos como América o Asia. Es que la SANZAR sabe, o por lo menos interpreta, que tocar el Super Rugby es una maniobra arriesgada: si es vistoso, genera ganancias, cumple su función ¿para qué tocarlo?. En realidad no hacerlo iría en contra de las intenciones principales del rugby de este siglo: crecer. Pero hacerlo, también podría significar no poner la fuerza en el lugar correcto. Por lo pronto, la organización de las distancias en los traslados es una dificultad que pretende ser pronta a resolver.
Sólo en lo que es Argentina, en menos de tres años se incluyó un equipo en la Copa Vodacom sudafricana, se creó un Plan de Alto Rendimiento, se lo sumó al Cuatro Naciones -Rugby Championship-, y con elló una inyección de presupuesto sin antecedentes. Es verdad que Argentina tenía condiciones para dar el salto, pero la unión se gesta por virtudes del seleccionado, un trabajo incansable de responsables, y un momento único del rugby.
http://comunidaddelrugby.com.ar
