En Rosario se escribieron algunos de los mejores cuentos de fútbol. La pluma del Negro Fontanarrosa fue tan fiel a su amor por el fútbol como la fidelidad de cientos de miles de lectores que disfrutaron de su manera de relatar con cuentos situaciones reales y ficticias.
Sigue ahí su mesa en el bar El Cairo, sigue seguramente su espíritu dando vuelta por una ciudad que fue tan clave en su vida pública y privada. Se desconoce cuánto sabía de rugby, pero se descarta que de haber estado vivo hubiese ido gustoso a ver a Los Pumas este sábado. Porque era un amante del deporte y porque se juega en el club que tanto amó.
Pensaba el otro día en lo que hubiera sido un libro de él escrito con un tema de rugby. Imagínense a Fontanarrosa describiendo el try del Flaco Ure a los All Blacks en el último segundo de aquel test en Ferro Carril en 1985. De ahí, contaría el crecimiento del rugby argentino a partir de esa victoria y cómo nos insertamos instantá-neamente en el mundo ovalado…
… el fervor que causó esa victoria fue tal que los clubes quedaron abiertos en enero y febrero para recibir más y más chicos que querían ser como el Flaco, Tomi Petersen, Pichino Cubelli y el Chapa Branca; tener el corte taza de Guillo Holmgreen o Diego Cuesta Silva. En las playas de la costa atlántica desapareció la pelota/paleta y se multiplicaron las tocatas. Dos años más tarde, frenados por un penal injusto en el último minuto de la semifinal del primer Mundial, quedamos ahí de jugar contra los All Blacks por el cetro. Viajar a Europa de gira traía resultados positivos después de dos mundiales seguidos prendidos entre los ocho mejores: semifinal de nuevo en el Mundial 1991 al ganarle a Escocia en Murrayfield pero perdimos contra Inglaterra, y cuartos de final contra los Spring-boks en el 95. Bien separado el rugby de clubes como proveedor de jugadores de elite a los combinados provinciales, Argentina fue invitada al Súper 16: arrancó así, y con los años se hizo habitual jugarle de igual a igual a Springboks, Wallabies y All Blacks. Se ganaba y se perdía, pero nunca se dudaba de la capacidad Puma. El Hemisferio Sur como bloque manejaba el mundo ovalado. Tan bueno fue el crecimiento del rugby argentino en todos sus niveles que nadie dudó en darle la organización del Mundial 2011. Fue un éxito de taquilla, de turismo aunque Los Pumas no pudieron quedarse con la Webb Ellis Cup; los All Blacks esa noche en River Plate estaban encendidos y ganaron 18 a 13. No hubo drama, solo tristeza. La realidad marca que el Flaco Ure no empujó ese poquito más para caer dentro del ingoal y marcar el try que hubiera destrabado aquel empate en 21 y darle el primer triunfo Puma frente a los All Blacks…
El Negro Fontanarrosa no escribió ese cuento y nos quedamos con un sueño trunco…
Tal vez el héroe surja este sábado cuando Los Pumas se crucen con los Wallabies en la cancha preferida de Fontanarrosa. Tal vez esa noche santafesina traiga el primer triunfo Puma en una competencia que es tan dura como aleccionadora para el rugby argentino.
Claro que para ganar, Los Pumas deberán jugar su mejor rugby y este deberá ser manteniendo lo bueno que se hizo contra los All Blacks. Funcionó el scrum de mil maravillas y para cualquier primera línea del rugby internacional, a partir de las nuevas reglas, tener que ponerse en posición y tener enfrente a Chipi Figallo, Euse Gui-ñazú y el Toro Ayerza es un gigantesco dolor de cabeza. Desde que se le agarró la mano al cambio en la forma de ingreso al scrum, Los Pumas no han ido para atrás, de hecho han avanzado casi siempre.
No es necesario explicar cuánto bien le hace a la psiquis Puma, y al público que celebra el empuje en el scrum como en ningún otro lugar en el mundo. El público se entona, el equipo empuja, se agranda y se genera mayor presión al rival. Esa es la manera de incomodar al visitante. Hay que ser imbécil para usar punteros láser. Nos hacen quedar mal ante los ojos del mundo. Hubo en La Plata y en Rosario el año pasado.
Los All Blacks siguen dando cátedra, pero fueron bien claros al reconocer lo difícil que se las hicieron pasar Los Pumas en La Plata. Tengo la sensación que tanto ellos como los Springboks celebrarán una posible victoria Puma. Claro que quienes más se merecen el triunfo son los jugadores y el cuerpo técnico que aún no han podido ganar en dos temporadas. Se sabe que se está jugando contra los mejores del mundo y que las condiciones son siempre adversas.
Se está en camino de acortar las distancias en el nivel de desarrollo estructural e individual con los tres rivales. Pero falta aún un recorrido para estar más cerca. El nivel de Pablo Matera, por nombrar un joven surgido de los centros de alto rendimiento, marca que el camino es el adecuado, aunque empezamos varios años más tarde y el tiempo es un factor que no se puede mejorar.
El knock-on del Flaco Ure sigue doliendo en las estadísticas y el corazón del hincha. De ninguna manera se le apunta el dedo ya que fue un gran Puma. Pero si el Negro hubiera escrito ese libro, cuánto mejor hubiera sido esa historia…
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
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