El ex internacional australiano Nick Cummins, conocido mundialmente como “Honey Badger”, volvió a ser noticia, pero esta vez fuera del campo de juego.
El ex jugador de los Wallabies, de 38 años, salvó la vida de una niña de tres años que comenzó a ahogarse con una piruleta en un parque de Melbourne, protagonizando una escena tan dramática como heroica.
El hecho ocurrió en el parque infantil Lower Eltham, durante el tercer cumpleaños de la pequeña Maddy. Según relató su familia, Cummins actuó con rapidez y decisión, sosteniendo a la niña boca abajo y aplicándole varios golpes firmes en la espalda hasta que logró liberar el caramelo que obstruía su respiración.
“Dios te bendiga, quienquiera que seas, y todos te estaremos eternamente agradecidos. Cada año te recordaremos”, escribió la abuela de Maddy en Facebook, antes de que un testigo revelara que el héroe anónimo era Nick Cummins.
Cummins fue una de las figuras más carismáticas del rugby australiano, con paso por Western Force y 15 partidos internacionales con los Wallabies. Su estilo aguerrido y su personalidad espontánea le valieron el apodo de “Honey Badger”.
Tras su retiro en 2016, se convirtió en una figura mediática en programas como The Bachelor Australia y I’m A Celebrity… Get Me Out of Here!.
Pero más allá de las cámaras, el ex alero ha demostrado en varias ocasiones su espíritu solidario y su valentía. En 2021, fue noticia por rescatar a una oveja atrapada en una cerca de alambre de púas, un video que se volvió viral y acumuló millones de reproducciones.
El testigo del rescate en Melbourne confirmó la identidad del ex jugador y destacó su humildad: “No estoy seguro de si querría ser nombrado o no, pero fue Nick ‘Honey Badger’ Cummins. Estuvo increíble, y lo más importante, la niña terminó jugando feliz después de todo”.
El acto heroico del ex Wallaby volvió a conquistar las redes sociales, donde los fanáticos del rugby y del deporte australiano celebraron su gesto.
Lejos de los reflectores, Nick Cummins sigue demostrando que su coraje no era solo deportivo, sino también humano. Su rápida reacción salvó una vida y recordó que los valores del rugby —respeto, compromiso y solidaridad— trascienden el campo de juego.