Jockey Club venció a San Martín en el clásico villamariense ante más de 1.000 espectadores. Fue un parcial para cada equipo. Dentro de dos semanas vuelven a enfrentarse por la segunda fase
El clásico, o mejor dicho los clásicos, son partidos apartes. Sin influir para nada la trayectoria que los unos u los otros puedan haber desarrollado durante lo que va de la temporada, el archiclásico presenta matices que le otorgan el toque de distinción y color.
La gente también le aporta al choque características propias y, ayer, como siempre, no faltaron a la clásica cita con el rugby. Banderas, cánticos y pirotecnia marcaron el ritmo exterior mientras en el campo de juego los dos representantes villamarienses del deporte oval se sacaban chispas por el dominio del tanteador y del juego.
Media tricolor
En el primer segmento el que hizo mejor las cosas fue el elenco visitante. Con inteligencia y mucha actitud los tricolores envolvieron a sus rivales en el juego que más les convenía, es decir en la lucha áspera por el lado de los delanteros.
Con los forwards, San Martín, encontró la mejor forma de expresar sus intenciones rugbísticas controlando las formaciones fijas e imponiéndose en las espontáneas.
Cuestionando la posesión de la pelota en todos los sectores del campo de juego, los dirigidos por Rosignoli-Alvarez dejaron sin oxígeno a la dubitativa estructura de la escuadra local, cerrándole los caminos al ingoal y obligándoles, con mucha presión, a cometer errores.
Con un penal de Pablo Pereyra y un try de Mauricio De Zárate, el Sanmar comenzó a hacer soñar a su parcialidad, mostrando coherencia en el planteo y certeza en la definición.
Sin poder encontrarle la solución a la compleja formación de scrum de su rival, con muchas limitaciones en el line y presionados al extremo por el abierto, Jockey Club se quedó sin argumentos para hacer valer sus condiciones colectivas y el libreto de vértigo y efectividad que habitualmente lleva adelante. Con San Martín arriba en el marcador concluyó la primera etapa.
Media verde
Cinco minutos fueron suficientes para que la comunión que se establece entre Juan Pigni y sus discípulos surtiera efecto. Con las ganas intactas (como si recién se hubiese iniciado el cotejo), los hípicos comenzaron a transitar el último tramo del partido a pura actitud.
Asegurando las formaciones, poniendo límites en el ruck y progresando con el maul, los verdes encontraron la senda que finalmente los llevaría al triunfo.
Recuperando la posesión y poniendo el juego en campo de San Martín merced a los estratégicos kicks de Juan Frúgoli, Jockey Club encontró la respuesta al enigma planteado por la visita en el primer tiempo.
Con prolijidad y sistematicidad el equipo local encontró su ritmo, recuperó su dinamismo y en virtud de esto pudo elegir los lugares correctos para golpear y quebrar la cerrada defensa de equipo de los tres colores.
Con un inspirado Francisco Chiaramello (autor de cinco penales y un try) y la convicción general del equipo manifestada en cada movimiento ofensivo o cobertura defensiva, los hípicos sellaron el resultado final. Dentro de quince días los archirivales volverán a encontrarse. Una nueva oportunidad, esta vez en el marco de la segunda ronda de la Copa Volkswagen 2005, aparece en el horizonte de las escuadras villamarienses. Imposible perdérselo.
Fuente: El Diario del Centro del País – Villa María – http://www.eldiariocba.com.ar
Escribe: Fernando de Goycoechea