Con la presencia de Agustín Pichot, los integrantes de la subcomisión de Alto Rendimiento de la UAR concurrieron anoche a la URBA para reunirse con los presidentes de los clubes de Buenos Aires, a fin de explicar y evacuar las múltiples dudas que surgen desde ese ámbito con la marcha y los alcances del Plan de Desarrollo y Alto Rendimiento, más conocido como Pladar.
Los resultados de esta esperada reunión se verán con el tiempo, cuando los presidentes de los clubes porteños decidan si es que se convoca a una asamblea extraordinaria a tal efecto- si continúan con lo resuelto en mayo pasado (que los jugadores afectados al Pladar ya no puedan actuar en sus clubes) o si extienden la prórroga que se estipuló para 2009.
La enorme mayoría de los asistentes anoche a la sede de la URBA esperaban sólo al presidente de la UAR, Luis Castillo, y se vieron sorprendidos, sobre todo, por la presencia del ex capitán de Los Pumas, quien, en rigor, fue el que diseñó el plan estratégico para instalar el rugby argentino en las competencias internacionales regulares junto al ex presidente Porfirio Carreras y al ex titular de la subcomisión de Alto Rendimiento, Ricardo García Fernández.
Al cónclave también asistieron los responsables de los Centros de Alto Rendimiento (Cedar), con excepción de Franco Rossi, quien ayer, como manager general, viajó a Sudáfrica junto al plantel que desde el próximo 26 intervendrá en la Vodacom Cup.
El encuentro de anoche puede considerarse un paso adelante al menos en aclarar el panorama sobre un tema que ha tenido en vilo a una parte del rugby argentino en los últimos meses. Pero sería un error seguir girando alrededor de lo mismo por más tiempo, demorando decisiones que si bien son necesarias, no abarcan a todo lo que hay que atender en el ámbito doméstico.
Hay, además, un par de asuntos espinosos en danza. A la desconfianza que en algunos sectores ha generado el contrato que a fines del año pasado firmó la UAR con la Asociación de Jugadores (y que también debería aclarárselo como se lo está haciendo con el Pladar), el martes por la noche se le agregó otro tema que puede provocar un fuerte sismo interno.
El Consejo de la UAR resolvió que la vicepresidencia que estaba vacante, tras la renuncia de Castillo, la ocupe otro representante del Interior, el mendocino Carlos Navessi. Desde Buenos Aires no sólo aguardaban que eso se tratara en una asamblea, sino que aspiraban a tener ese lugar, argumentando que, históricamente, cuando la presidencia fue de la URBA, la vice le correspondió al interior.
De este modo, en el nuevo Consejo de la UAR, Buenos Aires -la Unión más poderosa del país- quedó en franca minoría: 8-4. Producto de cierta intransigencia del interior y, también, de la indefinición que se viene observando desde la cúpula de la URBA alrededor de todos estos temas y de cómo se llevó adelante el proceso para la última renovación de cargos.
Pero al margen de estas disputas dirigenciales, del camino a la alta competencia y al profesionalismo, el rugby doméstico tiene otras urgencias iguales o más importantes. Cómo ayudar a los árbitros a cumplir con el reglamento; cómo atender debidamente en los clubes a los chicos que se siguen acercando al rugby; cómo agudizar con los que entienden del tema la seguridad en el juego; cómo resolver las carencias y dificultades de muchísimos clubes del país. En fin, cómo seguir el día a día.
Por Jorge Búsico (Lanación.com.ar)
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