Por estas horas está regresando el seleccionado argentino de seven. No llegará en buen estado, ya que a las 40 largas e incómodas horas de viaje desde Tokio se suma el agotamiento de una gira que los llevó primero a Hong Kong.
Da para pensar que no deberían quejarse estos muchachos, pues viajan gratis por el mundo. La realidad es un poco mas profunda que esto… bastante más profunda. Regresan al país después de dos semanas sin mucho para calmar las críticas que se hacen cada vez más sonoras. Injustamente.
Claro, en dos torneos, cumplieron la premisa mínima plan-teada por torneo que es estar en los cuartos de final. Esto lo consiguieron tanto en Hong Kong como en Tokio, más allá de que los números no fueron favorables. Dos triunfos en seis partidos en el primer torneo, misma cantidad en cinco partidos en el segundo. El último en tierras niponas fue un luchado 14 a 21 contra Fiji.
El descontento general pasa por dos variables: el enorme desconocimiento que hay sobre la Fórmula Uno del Seven y por pretender más de un equipo que trabaja para buscar los triunfos que por la enorme competitividad del circuito no aparecen.
Un grupo de expatriados británicos se juntaron en 1975 en la entonces colonia británica de Hong Kong y decidieron armar un torneo internacional de rugby. Lo pensaron para seleccionados nacionales, pero chocaron con una negativa rotunda; en ese entonces no estaba ni en los papeles el Mundial que se realizaría even-tualmente en 1987. Armaron un seven que se convirtió en el punto saliente de un deporte reducido que gracias a Hong Kong se iría internacionalizando.
Surgieron otros torneos, desconectados unos de otros hasta que en diciembre de 1999 el International Rugby Board los unió y lanzó el IRB Sevens Series. Pasaron catorce temporadas y el seleccionado argentino de seven jugó, con el Tokyo Sevens, en 104 torneos en todo el mundo – 107 torneos jugaron los tres equipos que más veces jugaron en la serie-, ratificando el lugar del equipo argentino en la hoy HSBC Sevens World Series que, final-mente, regresará al país en octubre.
Los números ayudan a mostrar una parte de la imagen. Desde el Seven de Stellenbosch en 1999 -Argentina no fue invitada al primero de todos en Dubai, una semana antes- hasta Tokio, Los Pumas 7 jugaron 562 partidos, ganaron 308, perdieron en 243 ocasiones y tuvieron 11 empates. Tienen un promedio de 3,1 try por partido y el del cordobés Gastón Revol contra Fiji fue el try 1.736 de los argentinos en todo este tiempo.
Esta temporada -va de junio a junio- comenzó en los Juegos Panamericanos de Guadalajara donde no se consiguió el oro y hubo que aceptar la medalla plateada. Luego vinieron siete torneos de la serie y en cuatro se pudo colocar al equipo que conducen Nicolás Fernández Lobbe y el Pájaro Romagnoli -ex integrantes del equipo en la década pasada- entre los ocho mejores. No fue en el debut de la temporada aunque en la Gold Coast australiana Los Pumas 7 terminaron el torneo con números positivos: cuatro triunfos en seis partidos y el único trofeo de la temporada: el Tazón (esencialmente, el noveno puesto).
Dubai trajo la mejor actuación: un lugar en la semifinal y el cuarto puesto. Después de perder con Fiji y empatar con Samoa, necesitaba sumar muchos puntos contra el local Emiratos Árabes Unidos: el 73-7 lo puso en cuartos de final. Le ganó a Gales pero luego cayó con Francia sin apelación 5 a 24. No alcanzaron las pilas contra Fiji aunque el score final marcó una gran mejoría respecto al debut en ese mismo torneo: 21 a 26 en comparación al 7-40 de unas 30 horas antes.
Parecía que Los Pumas 7 empezaban una nueva era. No fue así. Sudáfrica trajo una victoria en cinco encuentros; dos meses mas tarde, en Wellington, la ficha sería la misma. El equipo no aparecía. En Las Vegas se vio una leve mejoría en el país donde Argentina ganó sus únicos dos torneos del circuito (en 2004 y 2009). Nuevamente en cuartos de final y tres triunfos y tres derrotas para el sexto puesto. Luego, la gira asiática. Queda para dentro de un mes viajar a Glasgow y Londres para cerrar la serie.
Argentina tomó el rumbo de los países que la anteceden en el ranking del seven. Planteles específicos, fondos propios, una estructura abocada nada más que al rugby reducido. No alcanza y la excusa que los mejores jugadores juegan en Los Pampas XV es fatua. Podríamos decir que el plan-tel de rugby reducido está encontrando sus nombres. Salvo los experimentados Fran Merello (35 torneos), Nicolás Bruzzone (30), Diego Palma (19) o Gastón Revol (17), el resto arrancó la gira con menos de siete torneos a su nombre. Esa es una enorme ventaja en este nivel, tal vez el principal problema que enfrentan los entrenadores.
No hay que minimizar entonces que Argentina jugó los últimos tres cuartos de final. Aún así, no está siendo una buena temporada.
Ya está confirmado -sólo falta el anuncio- que aquí (no se definió la sede aún, pero será en la provincia de Buenos Aires) se hará el 20 y 21 de octubre el Seven de Argentina. Por primera vez desde 2002 se podrá ver esta Fórmula Uno del rugby de siete hombres. Ahí aparecerán muchas de las respuestas a las muchas dudas que la gente del rugby se plantea respecto a la falta de triunfos de Argentina 7. Ahí podrán entender mejor los críticos qué es lo que está pasando con el seven. Va a ser un evento para disfrutar, aprender y sobre todo comprender la realidad de una especialidad que será Olímpica en cuatro años.
Por: Frankie Deges
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