La selección de rugby de Nueva Zelanda comenzará la Copa Mundial del mes próximo con el peso de ser una vez más el gran favorito, aunque esta vez parece haber señales de que el equipo podrá soportar esa asfixiante presión que lo acompaña desde 1991.
Los All Blacks no ganan el torneo desde que vencieron a Francia 29-9 en Eden Park en la edición inaugural en 1987.
Cada vez que fueron favoritos en un Mundial, no pudieron llevarse el título: quedaron eliminados en semifinales en 1991, 1993 y 2003 y perdieron la final ante Sudáfrica en 1995.
En el 2007, Nueva Zelanda padeció su más temprana eliminación al perder con Francia en cuartos de final y esa derrota llevó a muchos expertos, aficionados y comentaristas a sugerir que el equipo cedía ante la presión.
Sin embargo, los dirigidos por Graham Henry podrían dejar atrás esa calificación en el certamen que tendrá lugar del 9 de septiembre al 23 de octubre.
Un cambio en la interpretación del reglamento da a los equipos ofensivos el incentivo de trasladar el balón en lugar de patearlo al campo rival y sumar puntos a través de penales.
Los All Blacks aprovecharon las reglas para adaptar su plan de juego y ganaron 15 encuentros internacionales sucesivos en los 13 meses siguientes a la modificación -incluyendo un título en el Tres Naciones 2010-, hasta que perdieron 26-24 con Australia en Hong Kong.
En el 2011 ganaron sus primeros tres duelos, entre ellos una apabullante victoria 30-14 sobre los Wallabies, aunque perdieron algo de brillo con dos caídas consecutivas ante Sudáfrica y Australia en el reciente Tres Naciones.
El capitán Richi McCaw dijo que sentía que había muchas cosas en qué trabajar de cara al Mundial, algo con lo que el entrenador campeón en 1987, Brian Lochore, estuvo de acuerdo.
“Creo que pueden mejorar su rendimiento respecto a Auckland (contra Australia), no hay dudas, y creo que necesitan hacerlo”, señaló Lochore a Reuters.
“Pienso que superamos a otros equipos al leer las nuevas interpretaciones (de las reglas en el 2010) (…) Tenemos que dar otro paso adelante”, agregó.
Los All Blacks, que en el pasado fueron acusados de concentrarse demasiado en el estilo en lugar de ganar, intentaron adoptar un enfoque más clínico para aprovechar las oportunidades de try y asegurarse de presionar constantemente a sus rivales.
La experiencia es otra ventaja que tendrá el conjunto local, ya que sus jugadores se conocen desde hace mucho, se sienten cómodos juntos y han desarrollado buenas sociedades.
Pese a la etiqueta de favoritos, Lochore señaló a Australia y Sudáfrica como las principales amenazas en el Mundial, además de Inglaterra y Francia por el lado del hemisferio norte.
El entrenador también apuntó a Gales, Irlanda, Escocia, Argentina y Samoa como rivales incómodos que no pueden ser descartados.
“Sólo espero que estemos ahí (en la final), no me importa quién sea el otro equipo. Tenemos que ganarles a todos”, sostuvo Lochore.
Reuters
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