Este fin de semana se llevó a cabo en La Plata Rugby el Nacional de Clubes Femenino y por cuarta vez seguida, Cardenales de Tucumán obtuvo el título.
Nada es casualidad, el trabajo de muchos años en el Rugby Femenino de Cardenales da sus frutos y así es como el equipo que había perdido aquella final con Sixty en 2011, no vio más derrotas en torneos nacionales, sólo sabe lo que es ganar.
Nada es casualidad porque sus jugadoras se entrenan todo el año para disputar los cinco partidos del Nacional de Clubes. Son el equipo a vencer por todos sus rivales y a pesar de que pasan los años, a veces están unas jugadoras, otras veces otras, el plantel se renueva pero la mística es la misma y los títulos siguen llegando.
Los festejos ya son recurrentes, pero la emoción de ganar otra vez y no saber si se seguirá ganando, hace que cada título se disfrute mucho en Cardenales y por eso las tucumanas no ocultan su emoción, lágrimas y el querer festejar hasta que vuelva a salir el sol.
Consumado el título, su capitana Rita Cazorla expresó: “Ganamos por el corazón, hoy quemó más que nunca, el partido fue a morir, no bajamos nunca los brazos y por eso el premio”. Y añadió:”Fue un torneo muy físico, hubo mucho desgaste, chicas que volvían de lesiones, otras veníamos cansadas, los otros rivales crecen… lo bueno es que pudimos ganar”.
La apertura confesó que “En la charla del viernes nos prometimos nunca bajar los brazos, sacrificarnos siempre adentro de la cancha”.
Una de las más experimentadas del equipo es Silvana Gómez Juárez, que durante este año compitió también en artes marciales, llegó para este torneo y ayudó al equipo en los dos últimos partidos, ingresando por la lesión de una compañera.
“Kiki”, como la llaman sus compañeras, comentó que “Estoy muy feliz porque realmente somos un equipo, dejamos todo adentro de la cancha, la final fue durísima y nos vamos con la cuarta copa, es muy duro mantenerse, ganar este cuarto torneo es lo mejor que me pasó en mi vida”.
En cuanto a las comparaciones entre el Rugby y las peleas, la jugadora que se desempeña como pilar derecho explicó que “Las dos cosas son la parte que más amo de mi vida, lo otro es individual mio, ganar en equipo es una sensación que cuando la probé no la quise dejar, es muy importante”.
Otra de las que llegó a su cuarta medalla fue la hooker Silvana Castro, quien contó que “Más que nada siento mucho orgullo y satisfacción porque todo lo que trabajamos día a día en los entrenamientos en los partidos se vio reflejado, dejamos el corazón para jugar”.
A pesar de estar abajo en el primer tiempo, “Yuyo”, como le dicen sus amigas, dijo: “Nunca pensé que lo perdíamos, siempre confío en mis compañeras, en lo que hacemos dentro de la cancha, pensé que íbamos a ganar todo el tiempo”.
Desde Perú este año llegó una nueva jugadora, Rosemary Quesada Guzman, quien le aportó un toque de distinción a Cardenales y fue uno de los factores fundamentales de la cuarta corona.
Visiblemente feliz por el título, la centro o apertura contó que “Estoy aliviada, ha sido una preparación muy larga, muy exigente, estoy muy contenta porque llegó el resultado que queríamos, estoy en el mejor equipo que hay”.
En cuanto a su adaptación Rosemary comentó que “Desde que entré a este equipo hace 8 o 9 meses me sentí muy cómoda, con mucha confianza, todas hacen bin su trabajo, aportan su granito de arena para que la wing o quien encuentre el hueco pueda llegar al ingoal, es un trabajo de las siete que están dentro y del resto que está afuera, es de todos”.
Cardenales festejó otra vez ser el mejor equipo del país, sin dudas que en 2016 querrá buscar el pentacampeonato.
Lucas Currá/UAR
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