Eso ocurrirá durante la fase regular de la cita que comenzará el 20 de septiembre, justo en la temporada alta de los tifones.
La regla es tan clara como particular. Y tomó fuerza en las últimas horas después de los inconvenientes sufridos en la red de transportes de Tokio por el paso del tifón Faxai. Este evento meteorológico reabrió los interrogantes sobre las consecuencias de una eventual catástrofe natural durante el Mundial de rugby, que se disputará entre el 20 de septiembre y el 2 de noviembre. Y obligó a revisar la reglas de la competencia, en cuya letra chica aparece un curioso inciso.
El reglamento es claro. Pero difiere si el partido afectado corresponde a la fase de grupos o a la etapa de eliminación directa.
Según el libro sagrado del Mundial 2019, “si un partido de la fase de grupos no puede comenzar el día previsto, dicho partido no será aplazado al día siguiente y será considerado como anulado. En ese caso, el resultado del partido será declarado nulo y los equipos obtendrán cada uno dos puntos y no será registrado el marcador”, precisa. El resultado final será un empate (0-0).
Semejante cuestión podría conllevar consecuencias determinantes en el Mundial, en una edición que promete ser particularmente igualada.
A partir de cuartos de final, sin embargo, el reglamento cambia: “Si un partido por eliminación directa no puede comenzar el día previsto, dicho partido será considerado aplazado y reprogramado en los dos días siguientes o en un plazo mayor determinado por World Rugby”, explica.
El Mundial de Japón, sobre todo en las primeras semanas del torneo, se disputará precisamente en plena temporada de tifones en Japón, que se extiende normalmente hasta octubre.
El tifón Faxai, con lluvias torrenciales y de ráfagas de viento que superaron los 200 kilómetros por hora, fue el 15º fenómeno climático de esas características desde el comienzo del año.
Su paso causó dos muertes, decenas de heridos y provocó cortes de electricidad y graves inconvenientes en los transportes. Ese fenómeno provocó además “algunos impactos menores en las sedes y en campos-base”, indicó este lunes Nicholas Van Santen, portavoz del comité organizador, haciendo balance de una primera inspección de daños.
Pero los tifones no son el único motivo de preocupación: la actividad sísmica en Japón es una de las más elevadas del mundo y los organizadores del torneo han reparado en la posibilidad de un temblor de tierra.
Más allá de las consecuencias puramente deportivas, hay que tener en cuenta asimismo el riesgo de no poder utilizar un estadio o infraestructuras de transporte.
Además, otro problema podría ser el transporte de las 20 selecciones y de sus aficionados a las 12 ciudades anfitrionas del torneo, dispersas por la geografía del archipiélago nipón.
clarin.com.ar
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