También se experimenta con un protector bucal que memoriza los datos en tiempo real.
Las medidas de precaución en los deportes que acarrean serios riesgos nunca están de más, del mismo modo que las terapias para amortiguar el efecto de los golpes. Así, el polo, luego de una serie de accidentes en serie en los últimos 14 meses, tomó medidas tendientes a tratar de reducir los peligros. El automovilismo, la Fórmula 1 por ejemplo, trabaja en el tema desde hace tiempo. Hoy los monoplazas son más seguros y los desenlaces fatales se producen con menor frecuencia respecto de otras épocas. El Hans, o protector cervical, y el HALO, una protección de titanio reforzado sobre el habitáculo para proteger la cabeza del piloto, son los adelantos más conocidos y que más contribuyeron dentro del auto.
El rugby ha ido evaluando alternativas para combatir el grado de las lesiones. Con medidas especiales en la formación del scrum, por caso, hasta sancionar con mayor severidad las infracciones que son más peligrosas para la integridad física del jugador. Y en los años más recientes, surgieron los cascos protectores que suelen utilizar muchos protagonistas para atenuar los impactos.
Pero la búsqueda no se detiene. En Francia, por ejemplo, que tiene el prestigioso Top 14 como competencia emblemática y uno de los más competitivos en el nivel profesional, los clubes (entre los cuales hay numerosos jugadores argentinos) están probando un casco refrigerado y un protector bucal conectado para medir los golpes y combatir los efectos de las conmociones cerebrales. En estos meses de 2022 se convocó a jugadores de diferentes clubes a probar el nuevo implemento, desarrollado por la empresa sueca PolarCool.
¿En qué consiste, cómo funciona? A los rugbiers se les coloca un gorro de silicona en la cabeza, dónde se le envía agua fría desde un refrigerador especialmente diseñado. La idea es bajar la temperatura del cráneo. Por sobre el gorro se coloca una protección más convencional de neoprene, con la finalidad de aislar el frío. La sesión se extiende durante 45 minutos.
Para entender qué se busca con esta aplicación de frío en la cabeza, que podría entenderse como una variante sofisticada de aplicarse una bolsa con hielo en la zona dónde se recibió un golpe, el médico del Stade Français, Elliot Rubio, dio sus apreciaciones. Ese conjunto, uno de los más prestigiosos del rugby francés, es conducido por el exPuma Gonzalo Quesada. Según Rubio, “después de una conmoción cerebral, cualquiera sea su grado, la persona puede presentar cuadros de dolores de cabeza, sensaciones de mareo, falta de equilibrio en los desplazamientos e inclusive lesiones mayores. Con el frío, lo que buscamos es limitar los efectos que provocan estos golpes en el cerebro”. Los contactos violentos, tan usuales en el rugby en general y mucho más en el profesional, hacen que el cerebro golpee contra el cráneo, con todas las consecuencias que genera, sobre todo cuando se dan a repetición.
Todavía se recuerda el estremecedor golpe sufrido por el Puma Santiago Chocobares en un partido disputado en febrero de este año entre Pau y Toulouse. El centro argentino debió ser retirado en camilla y hospitalizado, aunque se recuperó bien. Pero accidentes como esos son los que paralizan a todos durante un encuentro.
Eso desde el lado médico. Pero, ¿cómo se han sentido los jugadores ante esta nueva terapia? Nemo Roelofse tiene 26 años, pesa 120 kilos y tiene una altura de 1,82. Es un pilar sudafricano que se desempeña en el Stade Français y fue uno de los que se prestó a los test del casco refrigerante, llamado Polar Cap. “Es genial, se sintió muy bien en toda la cabeza, abajo, arriba. La verdad, esos 45 minutos podía dormir plácidamente y salir renovado de la sesión”. Quentin Béthune, pilar francés, es otros de los que ha experimentado en el club parisino, con resultados satisfactorios.
Otro de los interrogantes lógicos es si esta terapia tiene efectos secundarios. “Aunque el impacto provoque consecuencias limitadas, no hay efectos secundarios, por lo que es bueno tomar esta terapia del Polar Cap como una opción”, sostuvo Rémi Gaulmin, especialista en medicina deportiva.
Otros test en hockey sobre hielo
Un deporte sumamente violento es el hockey sobre hielo. Suelen verse imágenes con golpes tremendos sobre los cristales laterales o de fondo, más allá de las peleas dentro de la cancha que se disparan de esos encontronazos. Pero los golpes en sí existen en los partidos y se dan con bastante frecuencia. La empresa PolarCool comunicó que el Polar Cap fue probado durante 2021 por 15 equipos profesionales de hockey sobre hielo. De los 81 jugadores que sufrieron conmociones cerebrales, los 29 que habían usado el casco volvieron a jugar antes que los demás.
Elliot Rubio contó cómo actúan preventivamente luego de los golpes severos. “Nosotros podemos hacer hincapié en la nutrición, recomendar la ingesta de Omega 3 y vitamina D, del mismo modo que les recomendamos a los jugadores reducir el uso de pantallas de celulares y de otros elementos electrónicos. Con el casco, al no tener efectos secundarios, podemos tener una variable más para acelerar el proceso de recuperación”. El Polar Cap también ha sido probado por el Biarritz Olympique y el Clermont, también equipos del Top 14.
En un reciente informe del diario francés L’Equipe, el neurólogo Jean-François Chermann, que trabajó con Stade Français y ha monitoreado la situación de cerca de 1700 víctimas de conmociones cerebrales en rugby, fútbol, hándbal y boxeo, aportó su mirada sobre el Polar Cap. “El casco de refrigeración es interesante, la crioterapia puede ayudar. No es milagroso, pero esta herramienta demuestra que los clubes están tomando conciencia del problema. Para el profesional, es sobre todo esencial que el personal entienda la importancia del descanso para un jugador conmocionado. Hay que empezar por sacarlo del campo, comprobar si tiene amnesia o no, y hacerle pruebas”.
Para ello se han instrumentado las salidas temporales (o definitivas) del jugador en un partido luego de recibir un golpe severo. Son protocolos de conmoción cerebral. En los últimos 10 años, de acuerdo con la información de Chermann, la proporción de rugbiers que permanecen en el campo de juego después de una conmoción cerebral ha bajado del 50% al 15%. “Esto es una verdadera mejora. Sin embargo, muchos jugadores siguen volviendo al campo demasiado rápido, ya sea porque tienen urgencia personal o ansiedad, o bien porque son presionados por sus clubes para saltar a la cancha. Es necesario formar a más médicos en el tema de la conmoción cerebral”, apuntó.
El protector bucal que trabaja en tiempo real
Pero hay más en todo este desarrollo de medidas precautorias. El Club Auvergne no sólo somete a sus jugadores a las pruebas del casco refrigerante, sino que también adoptaron otra variante: la del protector bucal conectado cuyos sensores recogen datos sobre los golpes recibidos en tiempo real. “El objetivo es medir la intensidad y la cantidad de contacto durante los partidos y los entrenamientos”, explicó el médico Rémi Gaulmin.
El protector bucal (se utiliza en varios deportes, como boxeo y hockey, entre los más usuales) es diseñado por otra empresa, en este caso estadounidense: Prevent Biometrics. El implemento memoriza conmociones cerebrales, contusiones, patologías cervicales, esguinces… en definitiva, todo lo que puede derivar de un choque”, explicó el médico del club. Al mismo tiempo, el personal también graba imágenes de la sesión de entrenamiento y del partido para comprobar que efectivamente hubo un impacto, y que el jugador no se limitó, por ejemplo, a dejar caer su protector bucal.
Con el objetivo de entender cuál es el origen de las lesiones, World Rugby publicará próximamente un estudio sobre los jugadores y las jugadoras desde la categoría Sub 13 hasta la máxima división. “La fisonomía del juego y los riesgos no son los mismos para los amateurs que para los profesionales, de ahí el interés por analizar y comparar. ¿Y qué adaptaciones son posibles para los profesionales? En función de los resultados, podríamos pensar en limitar ciertas fases de entrenamiento”, explicó Rémi Gaulmin.
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El deporte, algunos de ellos, tienen problemas más serios que otros producto de la propensión a los accidentes, a los golpes. Y se trabaja en tener la mayor cantidad de medidas de prevención, o en su defecto, en ver cómo trabajar para atenuar el efecto de las consecuencias. El rugby es uno de los que está en la vanguardia de esta pelea. Y aunque los beneficios del casco refrigerante tal vez no sean entendidos como “esenciales”, pueden ser un aporte a futuro. Como una sesión kinésica.
LA NACION