Hay dos templos icónicos en la localidad de Gloucester. Uno es la catedral anglicana construida entre 1049 y 1482, famosa por su majestuosidad y por haber sido escenario de algunas tomas de la saga Harry Potter. El otro, menos imponente en términos arquitectónicos pero igual de sagrado para los locales, es el Kingsholm Stadium, edificado en 1891. Es aquí donde se produce la verdadera magia. Santiago Carreras es quien realiza los trucos, sobre el césped, haciéndose un nombre en esta ciudad al sudoeste de Inglaterra, casi en el límite con Gales, que combina su rica historia con la pasión por el rugby. Una de las apariciones más rutilantes de los Pumas en los últimos años, Carreras regresó a su club luego de su participación en el Rugby Championship y está listo para volver a la acción, sin quitarle la mira al seleccionado argentino.
Después de la mejor actuación en la historia de los Pumas en el certamen hemisférico, Carreras volvió al club al que lo acoge desde hace cuatro años. Vuelo directo desde Sudáfrica y a entrenarse. No llegó a jugar el fin de semana pasado porque el partido fue un viernes, pero está listo para saltar a la cancha este sábado, en el clásico del oeste, frente a Bath. Será un corto interludio antes de que vuelva a ponerse la camiseta celeste y blanca, ya que desde el 5 de noviembre encarará los últimos tres partidos del seleccionado en el año, de visita a Italia, Irlanda y Francia.
“Cuando jugamos por los Pumas lo hacemos por un propósito más grande. Jugamos por nuestro país”, declara. “Queremos inspirar a los más chicos, a la gente que nos sigue, a nuestras familias, a los que nos apoyan. Sabemos cómo es Argentina, un país donde hay que luchar siempre, donde todo el tiempo uno está sobreponiéndose a alguna adversidad, y queremos transmitir eso en la cancha. Ésa es nuestra identidad”.
De la catedral de Gloucester sorprenden los cielorrasos abovedados de más de 20 metros de alto y un tenebroso estilo gótico, ideales para darle vida a Hogwarts. De Kingsholm Stadium, su fidelidad a la construcción original, con tribunas techadas en los cuatro costados. Hogar del seleccionado inglés hasta la construcción de Twickenham, fue sede del Mundial de 2015 porque, pese a su reducida capacidad (16.000 espectadores), la RFU quiso preservar el espíritu rugbístico en algunos de sus escenarios. Allí se jugó, por ejemplo, el partido en que los Pumas golearon a Georgia camino al cuarto puesto. Allí juega, sábado tras sábado desde hace cuatro años, Santiago Carreras.
Como la mayoría de los integrantes del plantel de los Pumas, Santi Carreras no tiene descanso. La pasada temporada, por ejemplo, comenzó con la preparación para el Mundial de Francia, siguió dos semanas más tarde al partido por el bronce con la liga Premiership y la Challenge Cup, se interrumpió con las ventanas de noviembre y junio y finalizó 14 meses más tarde con el Rugby Championship. ¿Finalizó? En la nueva realidad del rugby argentino es difícil delimitar calendarios. Desde el Mundial el cordobés acumula 31 partidos, y en las últimas tres temporadas la cifra asciende a 96, todo, sin un descanso prolongado.
“Los jugadores argentinos estamos en desventaja respecto a otros países, porque todas las uniones tienen sus propias ligas y pueden controlar a sus jugadores, manejar sus descansos”, señala el back en un diálogo telefónico para LA NACION. “Es la realidad que nos toca. Hay que adaptarse y vivirla tal cual es. Es difícil, pero es lo que nos toca. Está fuera de nuestro control. El cansancio es real; son partidos muy intensos, años largos. Por ahí viene el desafío de nosotros como profesionales: cómo damos lo mejor para estar siempre en el máximo nivel en los clubes y sobre todo cuando nos toca representar a la Argentina”.
Formado en Córdoba Athletic, se lució en dos mundiales juveniles en los Pumitas y pasó rápidamente a Jaguares. Tuvo un salto precoz a los Pumas y, a los 20 años y con un solo test match en sus espaldas, jugó el Mundial de Japón. Tras la pandemia pasó a Gloucester, en el que rápidamente se convirtió en uno de los preferidos del público. “Talismán”, “brillante”, “héroe de culto”, “jugador de clase mundial” son algunas de las expresiones con las que lo elogia la prensa local. A los 26 años, es uno de los jugadores más creativos y desequilibrantes de los Pumas. Y también, uno de los más versátiles. Comenzó como wing, brilló como fullback y en el Rugby Championship de 2021 el seleccionador Mario Ledesma le dio la responsabilidad de llevar la camiseta 10 cuando Nicolás Sánchez bajó su nivel.
Desde entonces, en cada rincón donde se hablaba de rugby en la Argentina se desató la polémica. ¿Tiene las herramientas como para conducir al equipo cuando cumple ese rol en su club sólo de manera alternativa? ¿Es el de apertura el puesto que mejor le sienta? ¿No se está limitando de esta forma su propia capacidad? La aparición de Tomás Albornoz lo devolvió al puesto de fullback, que Carreras ocupó en los últimos tres partidos, pero él insiste en, y sorprende con, que prefiere jugar de 10.
“La realidad es que crecí jugando de apertura. A mí me gusta jugar de apertura”, revela. “Desde que llegué a los Pumas fui cambiando de puesto. En un momento tuve la posibilidad de volver a jugar con la 10 y lo disfruté. También me siento muy bien jugando de 15, pero yo quiero jugar de 10. A mí nadie me preguntó si quería jugar de apertura o no. Los entrenadores siempre me dejaron en claro que me querían de apertura, y yo les decía que yo quería jugar de apertura, y así fue. La realidad es que hoy el 15 es como un segundo playmaker en el sistema, y también me siento bien en ese rol. En definitiva, yo estoy a disposición del equipo y quiero dar lo mejor, en el puesto que sea”.
–Vienen del mejor Rugby Championship en la historia de los Pumas, con victorias sobre los tres adversarios. ¿Están a la altura de las potencias?
–Fue un Rugby Championship positivo. Empezamos el año en la ventana de julio, en la que fuimos de menor a mayor. Después comenzamos muy bien en el Rugby Championship. Todavía nos falta encontrar consistencia en el juego. De todas formas, siento que estamos mucho mejor en ese sentido. Más allá del resultado, plasmamos en la cancha lo que queremos hacer.
–¿Es el resultado de un proceso que empezó cuando Contepomi era asistente de Michael Cheika o es un ciclo nuevo?
–Es una evolución del proceso que empezó cuando asumió Cheika. También hay una influencia que trajo Kenny [Lynn, asistente de Contepomi] de Nueva Zelanda. Nos abrió la cabeza a los backs en otro sentido.
–¿En qué sentido?
–En tomar las oportunidades jugando cuando se presentan, o si no, en transmitir presión. Estamos intentando hacer un juego de posesión y eso lleva mucho trabajo, que, creo, se está empezando a ver. Pero todavía nos falta. También se vio defensa en partidos que fueron increíbles. Nos propusimos tener la defensa como bandera. No hay que perder de vista eso. Le agregamos un poco de esa influencia del ataque para competir contra las potencias. Estamos logrando un buen mix entre nuestra bandera, que es la defensa, y cosas buenas en ataque.
–¿Qué les falta para lograr esa consistencia?
–Los partidos son muy desgastantes en lo físico. Tenemos que acostumbrarnos a jugar estos partidos de máxima intensidad semana tras semana. De todas maneras, creo que se vio un progreso. No tengo una respuesta clara sobre por qué nos cuesta ser regulares, pero venimos mejorando.
–Más allá de lo rugbístico, ¿hay algún factor espiritual que explique este momento de los Pumas?
–Sin dudas. La unión que hay en este equipo de los Pumas es difícil de encontrar en otro. Cada uno que viene desde afuera se queda impresionado por el grupo. Estoy 100% seguro de que más allá de cómo nos entrenamos, de que somos profesionales, ese plus nos es dado por lo que somos como grupo.
–¿También eso se trabaja?
–En la concentración de principios de año en Londres hicimos ese laburo para definir los comportamientos que tenemos, no sólo en la cancha sino también afuera. Qué nos define como equipo y como grupo. Encontrar una identidad, vivirla a fondo y comportarnos en función de ella. Qué comportamientos vamos a tener para llegar a la excelencia. Compartimos un montón de cosas; eso une un poco más. Además, jugamos por el propósito más grande de todo, que es el país. Queremos inspirar a los más chicos, a la gente que nos sigue, a nuestras familias, a los que nos apoyan. Sabemos cómo es Argentina, un país donde hay que luchar siempre, donde todo el tiempo uno está sobreponiéndose a alguna adversidad, y queremos transmitir eso en la cancha. Ésa es nuestra identidad.
–Sudáfrica muestra como ninguno eso de jugar por algo más que el resultado deportivo. ¿Lo sienten cuando se enfrentan en la cancha?
–Ellos son los bicampeones del mundo; deben de haberse definido un objetivo muy grande. Creo que estamos cada vez más cerca de competir de igual a igual. De hecho, en la serie ganamos uno cada uno. Con los tres equipos jugamos de igual a igual. No hay que olvidarse de que Argentina está en desventaja por no tener una estructura tan grande como las que tienen ellos. Atrás hay un esfuerzo enorme de la UAR y de los jugadores para llegar a ser competitivos.
–Después del último partido, el de Nelspruit, ¿hablaron algo de cómo fue el referato?
–No. Cada uno se fue a su club y no hablamos más. Es verdad que quizás hubo algunas licencias para el otro equipo, pero nunca nos focalizamos en el referí, sino en lo que podemos mejorar nosotros. En ese partido nos costó hacer pie.
–¿Cómo es tu relación con Gloucester? ¿Cómo toma que dejes el club a mitad de temporada para jugar en los Pumas?
–Por la regla 9 el club está obligado a liberarme. A mí siempre me transmitieron la idea de que quieren contar con jugadores del máximo nivel, y están contentos de que juguemos internacionalmente. Por otro lado, es verdad que demanda mucho jugar las ventanas internacionales, pero nunca tuve que negociar nada. No sé si ocurre lo mismo con otros jugadores.
–Falta poco para la ventana de noviembre, en la que van a jugar con Italia, que viene de su mejor Seis Naciones en la historia; Irlanda, que es el 1 del ranking mundial, y Francia en el Stade de France. ¿Con qué expectativas llegan los Pumas?
–Vamos a enfrentarnos con tres grandísimos equipos. Como siempre, nos enfocarnos en nosotros, en mejorar semana tras semana, partido tras partido. También estas semanas en que estamos separados forman parte de eso. Tenemos que llegar de la mejor manera al primer partido. El objetivo es seguir mejorando, y si lo cumplimos, teniendo en cuenta el lugar de donde partimos, el resultado va a ser positivo.
Por Alejo Miranda
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