Scott Robertson buscó llevar calma tras la derrota 33-19 frente a Inglaterra en Twickenham, un resultado que cortó las aspiraciones de Grand Slam de los All Blacks y profundizó las dudas sobre su presente. El entrenador aseguró que el equipo “está haciendo todo lo posible” para recuperar el rumbo de cara al Mundial 2027.
La caída —la primera de Inglaterra sobre Nueva Zelanda en ese estadio en 13 años— se suma a una temporada marcada por golpes duros, como la histórica derrota ante Argentina y la caída récord ante Sudáfrica. Para Robertson, el equipo siente “el mismo dolor que los aficionados”, especialmente por la falta de consistencia que vuelve a exponer falencias conocidas: desconexiones en segundos tiempos, indisciplina y problemas en el juego aéreo.
Tras desperdiciar un 12-0 inicial, los All Blacks fueron superados en la segunda mitad. Robertson remarcó que trabajan “incansablemente” para encontrar regularidad y que hay frustración por oportunidades no capitalizadas.
Con 18 meses para el Mundial, el entrenador afirma que el grupo está unido y enfocado, aunque el desafío es enorme: un 2026 cargado de exigencia, con partidos del Nations Championship, la gira de la “Mayor Rivalidad” ante Sudáfrica, la Bledisloe Cup y nuevos tests de local. La salida del asistente Jason Holland suma presión al staff.
El siguiente paso será Gales en Cardiff, un test clave que podría permitir cerrar el año con un 10-3, cifra positiva pero marcada por derrotas de alto impacto. Robertson mantiene su compromiso: “Tenemos un grupo de hombres increíbles y trabajaremos incansablemente”.
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