Ricardo Bordcoch, ex presidente del club Universitario, ex miembro de la International Rugby Board y ex árbitro de la Unión Cordobesa y la Unión Argentina de Rugby, nos envío un análisis que hizo la SANZAR de un tackle en el partido entre los All Blacks y Sudáfrica.
Acabo de leer en la página oficial de SANZAR la declaración del IRB desautorizando la tarjeta amarilla que recibió Bismarck Du Plessis en el partido de su equipo contra los All Blacks por un tackle absolutamente legal y legítimo y que al sumarse con la que se le aplicó – correctamente – por agredir con el codo a un rival que intentaba tacklearlo, determinó su expulsión de la cancha.
El tackle ocurrió a la vista del referee del partido y era a mi juicio el mejor indicado para evaluarlo, sin embargo optó por solicitarle opiinión al TMO quien erróneamente le indicó una sanción totalmente injustificada. Es que la acción fue fuerte pero leal, y como consecuencia de la misma resultó lesionado un jugador estrella del equipo negro, lo cual contribuyó a quitarle objetividad a las decisiones de los oficiales del partido.
Quienes hemos practicado este deporte hemos experimentado la naturaleza de la confrontación física y recibido tackles de dureza comparable con la del caso en comentario, por eso me llama enormemente la atención que un experimentado referee, y mucho más un TMO que puede repasar las imágenes en el confort de su cabina y en cámara lenta, pronuncie un juicio tan desvinculado de la realidad aprendida en la experiencia propia, cuando por definición un tackle no conlleva la necesidad de un gesto de amable.
He sido referee por más de quince años y me tocó dirigir también partidos internacionales, terminando mi carrera como selector de referees del IRB entre 2001 y 2005, lo que me permitió conocer de cerca la cocina referil, al punto que en la Copa del Mundo de 2003 participé en la designación de referees de ese torneo.
En mis comienzos el referee iba solo a la cancha, como todavía sucede en muchos lugares a lo largo y ancho del mundo, y las decisiones se tomaban en absoluta soledad, ya que los jueces de touch eran personas pertenecientes a cada cuno de los clubes participantes, lo cual tornaba impracticable consultarlos sobre alguna jugada confusa por su inevitable parcialidad.
Cierto es que las polémicas como las anécdotas generadas por decisiones controversiales de los referees de esa época terminaron convirtiendose en leyendas, claro que pocos se acuerdan de los errores cometidos por los jugadores de sus clubes favoritos, pero existía un contexto de tolerancia más o menos entendido, que no daba lugar a mayores consecuencias.
La incorporación de la tecnología para acotar el margen de error, fue bienvenida, tanto por los propios referees como por entrenadores, jugadores y público. Comenzó con la extensión de algunas facultades a los jueces de touch – neutrales – en orden a advertirle al referee sobre algunos aspectos del juego especialmente disciplinarios, agregándose al poco tiempo equipos de radio para mantenerlos comunicados.
La progresiva y decisiva paticipación de la televisión fue generando, como no podía ser de otro modo, mecanismos para detectar mediante la posibilidad de su repaso las decisiones del referee y corregir los errores que pudieron haberse producido, lo cual contribuyó notablemente para darle mayor certeza al espectáculo.
Resulta oportuno señalar que en un principio el ámbito de ingerencia del TMO se limitaba a las jugadas de try, permitiendo de esa manera evitar injusticias que podrían repeecutir en el resultado.En la actualidad asistimos a una proliferación de consultas que – y esta es mi opinión – termina desnaturalizando el rol del referee en el partido, e infundiendo desconfianza en los jugadores acerca de sus decisiones.
Uno de los elementos fundamentales en el rugby, es que los jugadores tengan confianza en el referee y por supuesto en su criterio y sentido común, ello es fácil de detectar simplemente observando el lenguaje gestual de los participantes, un buen parámetro para medir aciertos y desaciertos del encargado de impartir justicia.
La permanente consulta al TMO, especialmente en situaciones de la que el referee ha sido testigo directo, le va quitando confiabilidad, ni hablar del daño al espectáculo por los minutos en que se pierde continuidad.
Creo que el referee debe reasumir su rol de única autoridad del partido y derivar a los oficiales de la televisión solamente casos puntuales, a la vez que todos los actores de la confrontación deportiva deben aceptar sus errores, que en la suma son menos que los cometidos por quienes compiten por una simple razón de número.
Se le adjudica a Jospeh Blatter, presidente de la FIFA, aunque no me consta, haber afirmado que el error del referee forma parte del juego y lo hace más bello y menos predecible. Pues bien si esto es así, la búsqueda de la perfección suele ser el mejor camino para perjudicar lo posible, y esa es la sensación que me queda luego de disputada la cuarta fecha del Championship 2013.
Staff de árbitros en el partido All Blacks vs Sudáfrica
Referee: Romain Poite (France)
Assistant referees: Jérôme Garcès (France), Francisco Pastrana (Argentina)
Television match official: George Ayoub (Australia)
Assessor: Lyndon Bray
Gentileza
Ricardo Bordcoch
Este sábado, el puntero Toulouse con el regreso del centro de Los Pumas, Santiago Chocobares y Efraín Elías ingresando a los 57 minutos, el líder de esta competencia, se despachó...
Leer Más