El Maestro formó parte de la leyenda Puma. Entrenó el seleccionado nacional durante 14 temporadas, entre 1965 y 1987. Desde el año 2000 que estaba en Lawn Tennis. Falleció esta madrugada.
Se fue un grande, un maestro de generaciones y varias camadas de jugadores a través del tiempo. A los 84 años (el 7 de noviembre cumplía 85) falleció esta madrugada, a la 1.28 en Tucumán, Angel Guastella. “Papuchi”, como le decían, se había incorporado al Tucumán Lawn Tennis en el año 2000, donde pasó todos estos años transmitiendo sus conocimientos, no solo en el club del parque, sino también en todos los clubes norteños que lo requerían. Como lo había hecho antes no solo en distintos puntos de la Argentina sino también del mundo. Siempre estuvo dispuesto a viajar para hablar del rugby y transmitir sus vivencias.
Papuchi Guastella, nacido en La Boca (hincha del Xeneize y del buen tango), se había iniciado en el rugby en 1945, en la sexta división del club colegial de Pueyrredón. Luego, en 1953, fue uno de los pioneros del club Pueyrredón, donde fue discípulo de quien consideró siempre su maestro, Jorge Gutiérrez. Fue jugador durante 29 años, y capitán de la primera durante 15 años.
Fue un exquisito apertura del equipo de Boulougne y del seleccionado argentino ( fue jugador internacional en 1956, 1959 y 1960), del que también fue su entrenador a partir de 1964. Papuchi era el técnico, junto a Alberto Camardón, del histórico y mítico equipo que adquiere el nombre de Los Pumas en la gira a Sudáfrica en 1965. En ese entonces Guastella fue el entrenador más jóven de Los Pumas, con apenas 33 años.
A través del tiempo se convirtió en el entrenador que más años dirigió a Los Pumas, con un total de 14 temporadas, entre 1964 y 1987, cuando se despidió tras el Mundial de 1987, para dedicarse luego a la capacitación como secretario técnico, tanto de la URBA como de la UAR, cargo que ejerció durante muchos años, hasta su radicación en Tucumán. Entre otros cargos que ejerció fue Director Nacional de Deportes, en 1997, nombrado por el Secretario de Deportes de la Nación, Hugo Porta, quien antes había sido su capitán en Los Pumas.
Fue un apasionado del rugby y eso se notaba en cada charla, o en cada conversación en una mesa de café, o en el campo de juego, donde más le gustaba estar. “Uno es hombre de rugby como es creyente: todo es cuestión de actuar con inteligencia, pasión y tener fe en lo que se está realizando”, le gustaba decir.
Papuchi, más allá de ser un gran maestro, era una persona muy querida por todos los clubes. Varios de ellos lo habían nombrado socio honorario. Y la cancha de Liceo RC, ubicada en el predio de la Universidad de San Pablo, lleva su nombre. Desde hace seis años que Lawn Tennis, su último club, lo homenajea con un Encuentro nacional para Menores de 14 años.
El año pasado también había sido distinguido con el Cap, el máximo reconocimiento que otorga anualmente la Unión de Rugby de Tucumán. Y hace unos años había sido distinguido por la Legislatura de Tucumán, y también por la Municipalidad capitalina como “Ciudadano Ilustre”.
Papuchi ya debe estar en el cielo hablando de rugby, con su formador Jorge Gutiérrez, y con varios de sus discípulos, entre ellos los tucumanos Juan Monterrubio y el Gallo Cabrera, hombres del Lawn Tennis, a quienes dirigió en el Seleccionado del Interior.
Sus restos serán velados hasta este viernes a las 11, en las salas de la Empresa Flores.
Gentileza – Tomás Gray (www.tercertiemponoa.com.ar)
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