Para evaluar las actuaciones de Los Pumitas hay que especificar los objetivos planteados de antemano antes de los matches frente a los sudafricanos.
Primero: darle rodaje al equipo de cara al Mundial de Francia. Segundo: ver si el trabajo que se realiza con los juveniles a mediano plazo surte efecto. Tercero: si se puede ganar, mejor. Con esas premisas se puede decir que el objetivo está cumplido. Y muy satisfactoriamente.
La rotación se hizo sentir en el primer partido, en donde salió a la cancha el equipo supuestamente alternativo y que terminó cayendo por 26 a 3. Si bien allí se mostró un interesante primer tiempo, la endeblez defensiva del complemento dejó el entrecejo fruncido a más de uno. Pero también dos cosas para anotar: contrarrestar el poderío físico de los Baby Boks y mantener la disciplina.
Y así fue como salieron a jugar los dos partidos restantes. Ambos con triunfos. Por 42 a 27 el primero y por 27 a 22 el último. Con algo de indisciplina, sobre todo en el segundo juego, pero con un gran corazón. Dieron la sensación de un equipo maduro. Con una defensa con el sello argentino y con supremacía en las formaciones fijas. La inteligencia para manejar los tiempos también fue notoria. Y allí vale la pena destacar a dos figuras: el apertura Patricio Fernández del Jockey rosarino y el medio scrum Felipe Escurra de Hindú. Parecían veteranos enfrascados en cuerpos de 19 años. Sin lugar a dudas, dos jugadores realmente con futuros promisorios.
Nadie sabe qué pasará con el equipo el 5 de junio en Nantes, cuando le toque debutar contra Escocia en el Mundial juvenil. También será difícil repetir lo de Sudáfrica 2012. Pero lo demostrado en los amistosos deja el ánimo del ambiente rugbístico bien arriba. Lo demás es resultado, fría estadística. Pero la mate-ria prima está. El talento y la formación están. Cuando el futuro diga presente estos chicos estarán preparados para defender la celeste y blanca con el corazón. Y con talento.
Por: Juan Urchevich
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