Sudáfrica superó a Irlanda por 26-13 en un test match caótico y extremadamente físico en el Aviva Stadium, logrando así su primera victoria en Dublín desde 2012. La indisciplina local fue determinante: el equipo de Andy Farrell recibió cinco tarjetas (una roja y cuatro amarillas) que condicionaron por completo el desarrollo del partido.
Los Springboks, que venían de caer ante Nueva Zelanda pero habían reaccionado frente a Japón y Australia, volvieron a mostrar su habitual potencia y solidez defensiva. Apenas a los cuatro minutos, Damian Willemse abrió el marcador con un try. Minutos después, un golpe alto de James Ryan en la previa de un try anulado a Tadhg Beirne derivó primero en amarilla y, tras revisión, en tarjeta roja.
Con Irlanda ya en inferioridad numérica, Cobus Reinach amplió la ventaja sudafricana. Para colmo, Sam Prendergast también fue enviado al sin-bin antes de que Dan Sheehan lograra apoyar el único try irlandés del encuentro.
El cierre del primer tiempo fue un golpe duro para los locales: nuevas amarillas a Jack Crowley y Andrew Porter, más un try penal para los dirigidos por Rassie Erasmus, dejaron el marcador 19-7 al descanso y a Irlanda con apenas 12 jugadores en cancha.
En el complemento, Irlanda solo pudo descontar mediante dos penales de Prendergast. Sudáfrica, en cambio, mantuvo el control del partido y lo liquidó con un magnífico try individual de Sacha Feinberg-Mngomezulu, asegurando un triunfo histórico y muy necesario tras un mes irregular.







