La claridad de ideas le permitió a Newman mantenerse en carrera y saldar una cuenta: le ganó a Hindú por 25-19, después de 13 años.
La conclusión es irrefutable: los méritos de Newman resultaron suficientes para un resultado trascendente. Pero al reconstruir hecho por hecho los acontecimientos, se encuentra un reparto de imprecisiones, paridad en situaciones puntuales del juego y un tanteador cambiante para uno y otro lado. Ese panorama condujo a ambos hacia un vértigo incontrolable, al cual llegaron sin proponérselo, pero sí por un condicionante: la confusión en la salida de la pelota en la instancia posterior a la conquista en las formaciones. En el descontrol también pueden haber influido las amonestaciones (Nico Fernández Miranda y Moreno) y algunos desaciertos del árbitro.
La primera mitad del segundo capítulo transcurrió en una gran agitación y se sabía que la ganancia sería para el que encontrara el resquicio para acertar el golpe del knock-out. Después de un intercambio de contra por contra a través de kicks, aceleró Torres y abrió el espacio para que el ligero Simón Padrós rematara sobre el extremo derecho. Con esa fulminante acción, los de Benavídez produjeron el quiebre en la pulseada, ubicándose definitivamente adelante (22-19).
Al desenlace se llegó con cierto padecimiento, tensión y hasta con incertidumbre por no poder certificar con exactitud quién iba a salir indemne al trajinar, pero era demasiado evidente el mejor estado de lucidez de Newman, solo que le costó concretarlo. En ese argumento se consolidó la motivante victoria por 25-19, con la cual se reacomodó en el cuarto puesto. No se comportó como un actor dominante, pero el conjunto bordó sí expuso una más brillante claridad conceptual en su funcionamiento estructural. Hindú perdió hace un buen rato la fisonomía compacta, su andar avasallante y, lo que es más preocupante, se lo ve perdido, deambulando entre su fogosidad y la amnesia porque no logra volver a ser el que supo durante la primera rueda.
En la producción de los visitantes no se puede soslayar el rendimiento del pack; en el positivo rendimiento de los forwards se gestan los beneficios estratégicos. El line es una plataforma consolidada, el maul es difícil de contrarrestar y en el scrum complica; en el fijo, por ejemplo, le robaron una pelota a Hindú y la acción derivó en un penal de Cordone.
Entre la debacle de su juego y esta caída, los nubarrones se instalaron en Don Torcuato; se aproximan compromisos decisivos, como ante el SIC y La Plata, y no se menosprecian a San Luis y Pucará. El cielo de Newman, en cambio, tiene otra luminosidad, pues si bien aún no se cruzó con Alumni, en el camino hacia lo que sería una histórica clasificación aparecen Pueyrredón, Regatas y Olivos.
Por Santiago Roccetti
De la Redacción de LA NACION
No festejaba desde 1991
El último éxito de Newman ante Hindú había sido, en Don Torcuato, el 3 de agosto de 1991 por 18-12; en este período transcurrieron 17 festejos seguidos de los torcuatenses. El historial, inaugurado en 1964, incluye 65 partidos, con 39 triunfos de Hindú, tres empates y 23 alegrías bordó.