Frankie Deges estuvo toda la semana en Mendoza cubriendo lo referente al test entre Pumas y Springboks, por el Personal Rugby Championship. Pero el partido que más lo marcó fue otro, como acá lo explica.
Mendoza y el Rugby Championship serán por siempre el 16-16 del sábado 25 de agosto de 2012. La defensa de Los Pumas en el partido contra los Springboks emocionó por la entrega y la forma en que frenaron en seco a un equipo que vino a plantear, ilusos, en nuestro país, un juego de intimidación física.
No fue justo el empate porque Los Pumas hicieron más que la visita por llevarse el partido. Pero tampoco es justo lo que le está pasando a Joost van der Westhuizen, al Mocho Pérez o a Carlos Cipitelli.
Si el rugby es un compendio de recuerdos y vivencias y el Rugby Championship va a justamente generar experiencias a granel, la que me tocó vivir el jueves previo al partido me marcó profundamente. El que no haya pasado dentro del estadio Malvinas Argentinas no significa mucho porque los personajes involucrados son de la familia del rugby.
Quien está leyendo esto – al margen de cuestionarme por no analizar a fondo el partido (no lo haré aquí)– no necesita que le presente al ex capitán de los Springboks. Uno de los mejores medio scrum de la historia, debutó internacionalmente contra Los Pumas en 1993, fue campeón mundial en 1995, capitaneó a los Springboks y fue la vara contra laque se midieron tres de los mejores números 9 de su generación: George Gregan, Justin Marshall y un tal Agustín Pichot.
En mayo del 2011 Joost van der Westhuizen hizo pública su condición: tiene Esclerosis Lateral Amiotrófica. Gracias a la enorme gestión del Embajador de Sudáfrica Tony León – un gran amigo del rugby argentino que pronto dejará nuestro país – organizó un cocktail en Mendoza el jueves antes del test para elevar el perfil de la enfermedad y poder recaudar fondos. Hubo ayuda de distintos sectores, que merecen la mención: Standard Bank, Personal, SAB Miller, el Hotel Hyatt Mendoza, el FLENI y obviamente la proactiva Embajada de Sudáfrica.
Sentado en una silla de ruedas de última generación, el Mocho Pérez acompañaba en silencio el trámite. Hombre de Liceo y personaje clave en la organización del Mundial Juvenil del 2005, sufre la misma enfermedad que Van der Westhuizen. Pato Grau, el ex pilar de Los Pumas, me pidió si podía ayudar a que entre ambos pudieran charlar sobre el problema que los une.
Van der Westhuizen camina con dificultad, su apretón de mano no es tal y no habla bien. Sin entrar en los detalles médicos del agresivo tipo de esclerosis que los afecta, cuando los dos quedaron cara a cara, Joost lo primero que le dijo fue: “Smile; always smile” (sonríe, siempre sonríe), a lo que Mocho enseguida encendió su rostro barbado con una fantástica sonrisa. El ya no puede hablar y se comunica tipeando en su BlackBerry.
Después de una subasta que condujo Pichot –es además, junto a los otros tres que nombré más arriba, embajador de la Fundación de Joost (www.joost.co.za)- y que recaudó 60.000 pesos, quedaron ambos mano a mano y el diálogo, lento, complicado desde lo que podía entenderse pero sobre todo emocional, me tuvo de honrado testigo. La cabeza funciona perfecto pero el cuerpo no acompaña.
No estuvo Cipitelli, el excapitán y referente del rugby mendocino, un tipo respetado y querido por todos los que lo conocen. Su condición es, me dicen, peor que la de Pérez y van der Westhuizen. Los tres comparten la garra con la que enfrentan la enfermedad.
Las preguntas que había que leer en el teléfono de Pérez y traducir buscaban entender mejor como le estaba yendo en su lucha al sudafricano. Pero antes de entrar en esos temas, Mocho, orgulloso, le comunicó a su nuevo amigo que era padre de cinco hijos y que el que lo acompañaba era también medio scrum.
Junto a Joost, el CEO de su fundación y gran amigo suyo Quinton van der Walt, acompañaba. Su sonrisa marcaba una paz tan profunda que bajaba del convencimiento de ayudar a su amigo y al prójimo. Él y Joost se comprometieron a ayudar a Mocho y a Cipitelli en todo lo que puedan. FLENI, muy conectado al rugby, ya está comprometido con el tema.
La Fundación J9 tendrá una oficina en Argentina, que conducirá el incansable Pichot y que tendrá a Juani Hernández, con un tema familiar que lo conecta a la causa, como cara visible. Entre los dos compraron uno de los cuadros subastados.
La forma en que se trataron Joost y Mocho, el cariño que se entabló el diálogo entre dos que comparten un garrón de esos que uno no puede ni empezar a entender, me emocionó. Como me emocionó espiar por una puerta mal cerrada del salón del hotel de los Springboks cuando recibían la camiseta de manos de su ex capitán, el viernes, antes del test. Cholulos de Joost, los jugadores no sólo lo invitaron a sentarse en la foto del equipo sino que hicieron cola para llevarse su propio recuerdo fotográfico.
“Como deportistas profesionales nos hacemos problemas por cosas que cuando se las compara con esto no tienen la menor importancia,” me decía Jean de Villiers, el muy agradable capitán Springbok. “Esto pone en perspectiva lo que hacemos sábado a sábado. Su batalla es cada segundo de su vida.”
Joost disfrutó Mendoza como pocos. Adulado y bien tratado por todos, esperamos que se haya recargado depilas. En su lucha, todo ayuda. Lo más importante es el tema mental.
Como le dijo a Mocho: “Yo soy muy mal perdedor. No quiero perder contra esta enfermedad.”
A la hora de la foto, Mocho insistió. Lo ayudaron a pararse y un hubo que asegurarse que no se cayera. El equilibrio es algo que se llevó la esclerosis. Orgulloso, se sacó el cuello que le mantiene erguida la cabeza y le calzaron la corbata que Joost le regaló.
Entenderán, ahora que termino emocionado de escribir esta columna, por qué, mas allá de la importancia del partido, lo trascendental del resultado, su significado para nuestra historia y nuestro futuro, no se basó en el test de Los Pumas. El partido mas difícil que vi en la semana que pasé en Mendoza fue el de estos grandes jugadores.
Es como Los Pumas. Pocos apostaban por ellos el sábado. Las estadísticas están en contra de Joost, del Mocho o de Carlitos Cipitelli. Pero están tackleando esta enfermedad de mierda a los tobillos.
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