Enrique Solá es el que lleva los números. Cuenta los partidos de los jugadores de Hindú desde hace años, desde la década del 60 dicen.
Es por él que el rugby argentino pudo saber que Nicolás Fernández Miranda sumó la semana pasada su partido número 345 en el primer equipo del club de Don Torcuato. Enorme honor, aunque el número no hace justicia a una carrera que, según dice Nico, “debe tener mucho mas de 500 partidos de primer nivel”.
Nicolás Fernández Miranda nació el 25 de noviembre de 1972 y parece no tener fecha de vencimiento. Desde la cuna amó al rugby ya que su padre, el reconocido Negro, fue hooker en su club y representante de todo lo bueno que tiene Hindú.
Pumita en 1991, al volver del Mundial jugado en Toulouse enseguida lo subieron al plantel superior con tan sólo 18 años. Jugó de apertura en la intermedia contra el SIC. Al partido siguiente, de visitante en Atlético del Rosa-rio, vistió la 9 en el primer equipo. Desde entonces, sólo volvió a jugar a las dos de la tarde en el 2009. “Fueron dos partidos en la Intermedia después de estar parado nueve meses por una operación de talón”, cuenta sentado en su casa de Don Torcuato mientras de fondo se escucha a sus tres hijos (Lucas de 9, Juanita de 7 y Ramón de 4) jugando.
Del debut recuerda casi todo. “El ir a Rosario la noche anterior, el debut que era algo que soñaba desde chico. Perdimos, como casi todo ese año”. El resultado fue 12-21 y Nico no festejó mucho en su primera temporada ya que fueron 20 las veces que perdieron, descendiendo a la segunda división de entonces.
“A principio del año siguiente, Tito Fernández, el entrenador, juntó a diez jugadores y nos comprometió. Ahí empezó un proceso que tuvo a gente fuera de la cancha enseñándonos a querer a Hindú. Gente como el Gurí Ostiglia, el Tío Comotto, Tito o mi viejo que nos hicieron disfrutar mucho del club. Nos hicieron ver que el club tiene que ser un lugar de convivencia y buena onda”, agregó.
Esas enseñanzas comunes se viven en carne propia en Hindú. El rugby como formador de personas, el disfrutar de lo que se hace, el jugar con amigos. Todo eso es hoy Hindú trayendo el éxito deportivo como consecuencia.
“Entre los mejores momentos de mi carrera tengo el ascenso del
92. Como lo logramos con mucho tiempo de anticipación, fue disfrutar todo el año”. Cuatro años más tarde, Hindú era el primer campe-ón de la nueva Unión de Rugby de Buenos Aires junto a Atlético del Rosario. “Salimos campeones ganándole a Regatas de BellaVista en Don Torcuato. Fue increíble. Era imposible pensar que nosotros fuéramos campeones”, dice sin mencionar que en ese equipo jugaban el Ruso Ostiglia, Gonzalo Quesada y su hermano Juan de la Cruz. Habría otro campeonato ganado en el 98 y luego los cuatro seguidos que empezaron en 2006. Nico no jugó para Hindú en 2007 porque estuvo primero en el Bayonne fran-cés y luego con Los Pumas en su tercer Mundial. Lo disfrutó viendo a su hermano Francisco campeón con la camiseta 9, como buen hincha de Hindú.
Se acerca la etapa de definiciones del URBA Top 14 y obviamente espera poder clasificar directamente a semifinales. Más allá de que signifique jugar un partido menos (igualmente, su récord parece inmejorable). “Este año, ya sin los problemas del talón, hice una muy buena pretemporada y estoy disfrutando mucho del juego. Cuando te ponés viejo, todo lo disfrutás mas”, explica desde sus 37 años. “No sé que va a pasar el año que viene. Hoy estoy muy contento con el rugby”.
Dos que también disfrutaron de sus 345 partidos fueron el Alemán Grotte y su hermano Francisco. El primero fue a quien la quitó la marca máxima (“él me decía que se lo iba a quebrar y yo le decía que era imposible”); el segundo jugó 200 partidos menos en el primer equipo por culpa de su hermano. Ocupan el mismo puesto. “Toto está siempre contento y en él se ve lo que decimos en el club que lo importante es cómo la pasamos afuera de la cancha más allá de quien esté jugando en la primera”.
Nico debutó en Los Pumas en 1994 y jugó sus últimos minutos contra Francia en el Mundial 2007. Fueron 81 partidos con la celeste y blanca de los cuales 46 fueron tests. Le tocó compartir época con Agustín Pichot y quizás no jugó tantos partidos como su juego merecía.
A lo que Nico, a modo de cierre, dijo: “Yo siempre quise ser el mejor Nicolás Fernández Miranda que pudiera ser. Me tocaron muchísimas cosas buenas con el seleccionado y si ayudé a que Agustín fuera mejor, buenísimo, pero yo siempre fui alegre. Viví cosas impresionantes, estuve en tres mundiales. No me quejo”. Es con esta alegría y so-ñando con un nuevo título para su club que Nico (apodo que ya es su marca registrada) sigue jugando. Con la alegría de aquel debut en 1991. Pasaron 20 temporadas. Y va por más.
Nico, una leyenda. El medioscrum de Hindú es uno de los jugadores más experimentados del país.
Por: Frankie Deges
www.alrugby.com
El capitán del equipo, Julián Montoya, se mostró autocrítico sobre algunas cuestiones del encuentro, pero a la vez rescató los aspectos positivos de Los Pumas, tanto en el...
Leer Más