El Córdoba Athletic se trajo un resultado muy positivo de Rosario. Por la segunda fecha del Nacional de Clubes venció a Jockey por 39 a 28.
Porque no hay duda alguna de que los compromisos se asumen con el corazón, es que el Córdoba Athletic se dio el gustazo de vencer al siempre poderoso Jockey de Rosario en su propia cancha por 39 a 28 (5-0) y encaramarse en la punta de la Zona A.
Claro que para darle una respuesta a la corazonada que se acuñó durante la semana en Jardín Espinosa, el conjunto inglés necesitó poner el alma y un poquito más.
Porque así como en los papeles tenían en claro que los dueños de casa era un equipo de temer, también estaban convencidos de que complementando el trabajo de los gordos con los tres cuartos, todo podía suceder. Y así fue. Porque tras un par de minutos de estudio casi como de cortesía y tras observar que en las embestidas con los forwards hacía daño, es que Athletic se animó a jugar de manos, libreto que el local no había ni repasado.
Fue así que a los 11 minutos, y luego de que los delanteros hicieran estragos en un maul que terminó en un ruck, Zupichiatti recibió la pelota y quebró la cintura, para que su flaca humanidad ingresara al in goal como por su casa. A partir de ese instante, todo parecía venir como en coche para el conjunto inglés, que ganaba en el scrum por afano y las mejores pelotas de calidad eran de su propiedad.
Pero, por aquello que el rival también juega, es que tras estar 11-3 abajo, la vergüenza y la calidad de los hípicos, no sólo lograron emparejar el partido, sino que sobre el filo de la primera mitad, un try de Salamanca y posterior conversión de Juan Ignacio Baetti, le pusieron una media sombra al sueño cordobés.
Pero bastó que Rotondo pegara un reto de aquellos y Giacomino pusiera un poco de orden entre aquellos que tienen la responsabilidad de inventar, para que en 23 minutos, con los tries marcados por Correa, Ripoll y Hernán Bustos (todos convertidos por Re) el aguante cordobés pintara a fiesta.
Hubo, también, tiempo como para que sufriera. Sobre todo cuando Alejo Fradua se filtró de pecho por la marca visitante para anotar su try y Del Castillo aportaba tres puntos más con un penal, para que el encuentro le quedara a tiro de try.
Pero pese a que el vendaval era bravo, Athletic no sólo no se achicó, sino que con las cartas en las manos, pidió una más, justo la que necesitaba Agustín Simó para tener color con cinco tries de corazones. Y estaba muy bien que esto ocurriera.
Por Hugo Juárez (La Voz del Interior)