El rito del formal y casi rutinario del saludo al finalizar el partido, ayer dejó de serlo. Los de Jockey lloraban de alegría y más de uno de Tala lo hacía por tristeza e impotencia. Pero hubo abrazos igualmente. Jockey CC 23 – Tala 13 lo ponía al hípico nuevamente en la primera línea de la escena rugbística provincial.
Sin irse entre las bambalinas, ocupaba un lugar sin exposición alguna, costaba encontrarlo. Tal vez ellos tampoco se encontraban con ellos mismos. No sé, pero algo pasó y hoy Jockey está de nuevo en la lucha y, sintomáticamente, su tribuna comenzó a ver fantasmas. ¡Cómo será si llegan a la final! De todos modos lo que tendría que ser NUNCA (me refiero a la práctica de las tribunas no sólo la del Jockey) considero que en esta parte del año y del torneo es temprano aún. Hay otras forma de meter presión, como ser componer por un mayor espacio de tiempo durante el partido y el certamen los muy buenos momentos por los que la escuadra de Jockey transitó frente a su empinado rival.
Entre los abrazos hubo uno que realmente puso frente mío la esencia de este deporte. Después del partido, cerca de las región de los porrones, se encontraron y se abrazaron José Simes, ex segunda línea de Tala, Córdoba y Los Pumas y Alejando Allub, este vestido aún con el equipo de Jockey porque recién salía de la cancha y con la trayectoria también del seleccionado de Córdoba y aquellos Pumas del ’99 colgando del pecho como el premio de la vida. Los dos médicos. ¡Qué lindas historias te ofrece este deporte!
Jorge Mazzieri