El cambio de capitán de Los Pumas (La Unión Argentina oficializó que Pablo Matera reemplazará a Creevy como el líder del seleccionado) sorprendió tanto al rugby argentino como a los propios actores. Frankie Deges analiza el significado de la decisión de Ledesma.
La decisión de Mario Ledesma y su staff de quitarle la capitanía a Agustín Creevy a menos de un año del Mundial es, por lo menos, sorprendente. El ex hooker de Los Pumas ya había sorprendido cuando tomó las riendas de Jaguares y reemplazó a quien es el líder natural del grupo que se formó allá por 2010 con Pampas XV poniendo a Pablo Matera al frente.
El mensaje entonces era no tener la responsabilidad favorecería a Creevy, quitándole la presión de tener que liderar al equipo y convirtiéndolo en un mejor jugador. La intensidad y la pasión del número dos formado en San Luis no disminuyó sin la capitanía y siguió ofreciendo una regularidad notable, siendo consistentemente uno de los mejores del equipo, reconocido ampliamente en el Hemisferio Sur.
Por su parte, Pablo Matera, con un estilo de conducción distinto, menos gestual si se quiere poner de alguna manera, fue parte de un positivo proceso de cambio que, bajo la nueva conducción de Ledesma y Cía. trajo juego y resultados acordes, llegando a play-offs por primera vez en tres temporadas en el Súper Rugby.
Se sabía de antemano que la relación entre Ledesma y Creevy no era la ideal por todo lo vivido tanto en Los Pumas cuando ambos jugaban, como cuando trabajaron juntos en Montpellier, como para encabezar el combo capitán-entrenador por un largo período de trabajo, pero si algo son ambos es profesionales con todo lo que el término conlleva. Cuando Ledesma fue presentado como Head Coach de Los Pumas, no titubeó en reafirmar a Creevy como capitán.
La combinación trajo el mejor Rugby Championship de los siete disputados, con dos triunfos y buen juego. La implosión ante Australia fue tan grande como el nivel mostrado hasta ese fatídico segundo tiempo en Salta. Gonzalo Quesada criticó en La Nación del domingo pasado la conducción en ese fatídico segundo tiempo, en el que Creevy solo jugó los primeros diez minutos, en el comienzo de la recuperación Wallaby.
Matera, al igual que Creevy, de una consistencia y nivel impresionante, se acomodó tan bien a su rol como jugador como lo había hecho Creevy en Jaguares sin la cinta.
Por ello, cuando Creevy fue informado de que no sería más el capitán del seleccionado, su propia sorpresa y la de la gran mayoría de los jugadores, fue mayúscula. Podrá no gustarle la decisión y seguramente esté dolido; si algo tiene el ahora ex capitán es tal pasión por la camiseta, por el país, por el equipo, que aceptó la decisión y quedará a disposición para dar lo mejor de sí mientras siga en el equipo.
No está en duda su posición, aunque tal vez ahora Ledesma intente ver desde el comienzo al también buen hooker Julián Montoya que viene pidiendo pista hace tiempo.
Como fue en su momento la relación Creevy y Ledesma, Montoya está aprendiendo de un jugador que ya es leyenda, de enorme trayectoria. A su vez, Ledesma tuvo a Federico Méndez adelante suyo, de quien también aprendió un montón. El rol de mentores, en un puesto tan importante es clave y el rugby argentino ha sido bendecido con grandes hookers los últimos 20 años. Montoya estirará varios años más el placer de tener grandes hookers.
Creevy será padre por primera vez en febrero y apunta a que el Mundial sea el cierre de una celebrada carrera con el seleccionado, que empezó en 2005 y que ya lo dejó en un panteón de ídolos Pumas. Si algo lo retenía en el país era justamente esa responsabilidad de ser el líder.
Al día de hoy, no ha firmado aún contrato con la Unión Argentina de Rugby y las ofertas que venía repeliendo del extranjero son más que generosas. Habida cuenta que no ejercerá la capitanía, y que la disponibilidad de quienes juegan en el extranjero está más relajada desde la llegada de Ledesma, no sería impensado verlo emigrar antes de lo esperado.
Así como Sánchez no tiene un claro reemplazante, el puesto de hooker no tiene un reemplazo claro si se va Creevy y solo queda Montoya.
La decisión de Ledesma no se puede criticar por cuanto hace lo que considera mejor para el equipo y los hechos demostrarán si funcionó o no el cambio de capitán. Matera tiene el potencial para ser un gran líder.
Si se analiza los significados, a sabiendas de que en Matera estaremos en buenos manos, se extrañará el liderazgo que ejerció Creevy.
Lo que nunca olvidaremos es que tomó ese rol en un momento de crisis, que enderezó la nave junto al Huevo Hourcade y un grupo de comprometidos jugadores y que nunca decayó su nivel de juego.
Por: Frankie Deges
www.aplenorugby.com.ar
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