Villa Libertador Rugby Club hará de local este sábado en La Tablada. Los chicos oficiarán de anfitriones. Juegan siempre de visitantes porque aún no tienen predio propio.
“Villa Libertador Rugby agradece”. La frase es mucho más que el título del evento que el sábado reunirá a 600 jugadores de rugby de Córdoba. Es el más sincero gesto de la escuela que creó Leonardo Bigi para devolverles a los clubes locales la apertura que tuvieron hacia Villa Libertador Rugby Club.
“Queremos agradecer el recibimiento del rugby de Córdoba, la apertura que tuvieron para recibirnos de local todos los fines de semana”, resume el Cordobés del Año 2009.
Y es que los más de 100 chicos que entrena en Villa Libertador Rugby Club no tienen aún un predio propio, lo que los obliga jugar siempre de visitante.
Una vez más, el sábado se repetirá desde las 9.30 en El Bosque (La Tablada), pero con un condimento diferente. “Al ser siempre visitantes, los anfitriones son los otros, organizan el tercer tiempo y se ocupan de hacernos sentir bien. Pero queremos devolver todo eso y el sábado, aunque sea otra vez en una cancha ajena, los chicos de Villa Libertador trabajarán para los otros clubes”, se entusiasma Bigi.
“Invitamos a una división de cada club para que, junto a los padres y entrenadores, hagamos un total de 700 personas”, cuenta el entrenador y agrega: “Tenemos que trabajar para darles un buen tercer tiempo a todos. Las madres de los chicos harán las hamburguesas, los chicos que no juegan convidarán torta…”.
Bigi explica que en el proyecto que nació hace ya más de dos años lo más importante no es el rugby sino que los chicos se eduquen en valores. “La idea es que trabajen en pos del evento”, dice, y subraya: “A los chicos les inculqué q ue tienen que empezar a devolver todo lo que reciben, y ahora están generando acciones solidarias para el albergue municipal Sol de Noche”.
Necesitan un lugar. El ex jugador de Universitario se siente orgulloso por todo lo que va logrando con este grupo de chicos, pero carecer de una cancha es una deuda pendiente. “No tenemos un predio para jugar y poder instalar sentido de pertenencia; para que estos chicos puedan cerrar un círculo. Ellos, que son la primera camada, deben continuar esto con las generaciones venideras y transmitir los valores cuando no estemos nosotros. Tienen que poder hacer un club con historia”, cierra.
“Tenemos una lista de 150 chicos que no podemos anotar porque no tenemos un lugar ni posibilidades de traslado”, cuenta Bigi.
La idea de Bigi es tener una cancha y “un quincho como cualquier club pero también que sirva como biblioteca, un centro de capacitación y de encuentro”, dice. En un garage, guardan tres mil libros que les donaron y no tienen cómo compartir.
“Tenemos la gente que trabaja ad honorem , las ganas de los padres, empresarios que pondrían dinero para levantar el salón. Lo que falta es que desde el Gobierno nacional, provincial o municipal nos den un predio”, reiteró.
Fuente: Diario La Voz del Interior
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