Primer día en Auckland, Nueva Zelanda. Aunque aún no se vive un clima total del Mundial, la ciudad está finalizando con los detalles para albergar la séptima edición de la Copa del Mundo de rugby.
Desde la primera persona que recibe a los visitantes hasta la última que cualquier turista puede cruzarse, la amabilidad de los neozelandeses es impecable. Al ver una credencial de acreditación inmediatamente preguntan sobre el Mundial, y al decir la procedencia, al instante Agustín Pichot, Juan Martín Hernández y Felipe Contepomi son los nombres de los jugadores más reconocidos por el pueblo anfitrión.
Auckland es considerada la gema secreta de Oceanía. La vida de esta ciudad pasa por todo lo que acontezca en su calle principal, Queen Street, que la atraviesa de norte a sur. Es un dicho popular que las veredas de esta popular calle tienen propiedades mágicas que alejan el estrés y clarifican el alma y la mente.
Cada 100 metros hay una tienda con la indumentaria oficial del seleccionado local. El precio de la camiseta despertó la ira del pueblo neozelandés: 219 dólares locales (214 dólares americanos). Lo curioso es que la única camiseta que tiene el mismo valor que la de los Hombres de Negro es la casaca de Los Pumas. Según los vendedores, la celeste y blanca es una de las más vendidas. La única razón para explicar tal reacción del público es el respeto que se han forjado con los años Los Pumas alrededor del mundo ovalado.
El orden, la limpieza, el respeto por las normas y la amabilidad son cosas del primer mundo, que a todo aquel que llega desde países en vías de desarrollo lo asom-bran.
La cultura maorí está muy bien marcada desde la llegada al aero-puerto internacional. Después de los descendientes de maoríes, los británicos, se destaca una gran colonia asiática. Y en menor medida los hindúes. Sin dudas Auckland se ha convertido en una ciudad cosmopolita. La gastronomía es muy variada debido a la diversidad de personas de diferentes pa-íses que habita esta ciudad. Las cadenas internacionales de hamburguesas también están presentes y en algunos casos ocupando lugares pero respetando las fachadas de los edificios.
Un lugar que se puede apreciar desde cualquier punto de la ciudad es la Sky Tower, una torre que tiene 328 metros de altura y donde desde su mirador se puede apreciar la totalidad de Auckland. En la torre los turistas más osados caminan por la cornisa atados con un arnés. día y aún el Mundial no ha empezado. No ha llegado el total de visitantes, pero mil hay cosas para ver, para disfrutar y para recorrer. Es cierto, Nueva Zelanda no tiene la infraestructura de otros países, pero al poner un pie en este lugar del Pacífico uno respira rugby.
Por: Lisandro Olearo
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