El XV del Trébol está formado por dos países, lo que componen la Isla Esmeralda. El rugby ha unido lo que está separado por fronteras, banderas e himnos.
¿Se imaginan que las dos Coreas jugaran juntas en una selección nacional o que las dos Alemanias de la Guerra Fría hubieran hecho un equipo conjunto para competir en una modalidad deportiva? Pues bien, esto es lo que ocurre con la Isla Esmeralda y su selección nacional de rugby.
El XV del Trébol está compuesta tanto por jugadores norirlandeses como de la República de Irlanda. Quizás miles de tumbas de católicos y protestantes irlandeses ‘observen’ con estupefacción a la selección irlandesa de rugby bajo un mismo himno y una bandera que aúna a ambos bandos después de siglos de conflicto… pero es así.
En 1922 Irlanda consigue su independencia del Reino Unido y se convierte en la actual República, quedando algunos territorios del Norte (seis de nueve territorios de la región del Ulster) bajo el mandato del Reina de Inglaterra.
Tras innumerables conflictos políticos y episodios violentos en los siguientes años (los famosos ‘troubles’, el Domingo Sangriento…) el rugby toma la iniciativa de unir a toda una nación a través del deporte (más recientemente un episodio similar ocurrió en Sudáfrica, ‘Invictus’).
En la actualidad Irlanda juega como local en el Aviva Stadium de Dublín y, cuando presencias un partido en la casa de los del Trébol podrás escuchar en primer lugar el himno nacional de la República de Irlanda, la llamada ‘Canción del Soldado’ cantada en gaélico (aunque en un principio fue escrita en inglés). En el transcurso de este himno verás cómo algunos jugadores no lo cantan o les notarás un cierto escepticismo, ya que no es el himno de ‘todos’ sino de una parte de Irlanda, la católica. Por esto la Federación de rugby irlandesa manda hacer un himno en 1995 con el que cualquier irlandés (del Norte o del Sur) que lo escuchara, se sintiera identificado. Ese himno alude en casi todo momento a la unión y al empujar todos juntos para el mismo lado. Se titula ‘La llamada de Irlanda’ y es el momento más emocionante, con los sentimientos más a flor de piel de cada partido irlandés.
Distinta bandera como local que como visitante
El caso de la bandera que ondea en cada partido de Irlanda es curioso. Cuando Irlanda juega como equipo local en Dublín (o dentro del territorio de Eire) se puede ver una bandera que representa a la República de Irlanda (la verde blanca y naranja) junto a la de la Federación Irlandesa de Rugby. Pero si es en el extranjero (el próximo partido jugarán ante Inglaterra en Twickenham, este sábado) la bandera cambia por una que representa las cuatro regiones irlandesas, con sus cuatro diferentes escudos: Connacht, Munster, Leinster y Ulster (esta última con 6 condados pertenecientes al Reino Unido), también acompañada de la bandera de la Federación. De esta manera, el rugby se convierte en un ejemplo de deporte pionero para conciliar a una población sin importar sus creencias religiosas ni pensamientos políticos.
Croke Park, para deportes no ingleses
Quizás en este sentimiento de unión tenga algo que ver otra peculiaridad protagonizada por un estadio dublinense. Se llama Croke Park y es la estadio más grande de Irlanda con capacidad para 82.300 personas (el tercero más grande de Europa). En él se juegan sobre todo los deportes de procedencia gaélica, como el fútbol gaélico y el hurling.
Durante muchas décadas ha estado prohibida la práctica de los deportes de origen inglés (fútbol, críquet y rugby) por la Asociación Atlética Gaélica irlandesa que se negó a que se disputarán partidos de deportes de procedencia inglesa en tal recinto. Esta negativa tiene un por qué y es que en 1920 en su interior se produjo la masacre bautizada como ‘Domingo Sangriento’ (Bloody Sunday), en el que el ejercito inglés ametralló a jugadores y público asistente de un partido de fútbol gaélico.
En abril de 2005, tras las obras del viejo Lansdowne Road (antiguo estadio de la selección irlandesa de rugby) se vota para levantar el veto a los deportes ingleses y que el XV del Trébol pueda disputar allí sus partidos del VI Naciones mientras se termina la creación del estadio nuevo (el Aviva Stadium). En la votación gana el sí por 227 votos a favor y 97 en contra. De esta manera, en 2006 la Federación irlandesa de Rugby anunciaría que los partidos del VI Naciones del año siguiente Irlanda los jugaría en Croke Park.
El 11 de febrero de 2007 se puede se contempla un hito histórico en el que un partido de rugby del combinado nacional irlandés es jugado por primera vez en Croke Park. El choque acaba con la victoria para los franceses en el último minuto por 17 a 20, en el que Ronan O’Gara logró el primer penal de la historia en este estadio.
Aunque este primer partido fue importante, todas las miradas estaban puestas en el segundo partido, que disputarían los irlandeses contra Inglaterra en Croke Park. El temor a la reacción del público ante el God Save the Queen inglés se podía palpar en el ambiente, pero finalmente el himno de la Rosa sonó sin interrupción ninguna y ambas aficiones aplaudieron los himnos de un partido que acabó con victoria para los de verde por 43 a 13.
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