Tuvo su premio por no bajar los brazos, por sobreponerse a la adversidad y sobre todo por haber salido airoso pese a venir siempre corriendo de atrás. En definitiva, por sacrificio. Así Universitario gestó un importante victoria frente a Duendes.
Tuvo su premio por no bajar los brazos, por sobreponerse a la adversidad y sobre todo por haber salido airoso pese a venir siempre corriendo de atrás. En definitiva, por sacrificio. Así Universitario gestó un importante victoria frente a Duendes, en condición de visitante, por 33 a 32 (4-2) que le otorgó su pasaporte a las semifinales del torneo Regional Centro donde está en juego la Copa Kadicard.
Fue un final de los que no se ven todos los días. Con el tiempo cumplido los académicos lograron el try y la conversión que necesitaban para consagrarse vencedores. Aunque tampoco era previsible que se produzca de esa manera, ya que los verdinegros poseían una ventaja importante merced a haber sido superiores a los largo de casi todo el encuentro.
Pero Uni jugó como siempre. Puso todo en cada pelota, llegó a la última con chances de ganar y la aprovechó. Los merecimientos quedaron de lado.
El héroe de la tarde fue el centro Sasha Corolenco. Tras muchas fases de juego sobre el ingoal rival fue el encargado de dar la estocada final y trasladarle toda la responsabilidad al apertura Juan Pablo Caterina, quien con su puntería cerró el partido e hizo explotar de alegría a su gente.
Fue un clásico de Las Delicias distinto. En el quinto del año hubo un tanteador abultado, pero muy apretado en el resultado. No obstante, no hay que dejar de lado que no fue bien jugado, los errores estuvieron a la orden del día.
Desde el comienzo el local marcó una importante diferencia: supo romper la primera línea de tackle. Ese fue el motivo por el cual se fue al descanso ganando 22 a 13.
El verdinegro mostró un mejor repertorio durante el desarrollo pero cometió dos errores (uno en cada tiempo) que le costaron caro.
El primero apareció en el primer parcial cuando quiso salir jugando y una intercepción terminó en try en su propio ingoal. Igualmente le alcanzó para conseguir una diferencia importante.
En el complemento las cosas cambiaron. Uni se acomodó mejor en la cancha, ajustó algunos detalles y comenzó a crecer. Sin embargo, era golpe por golpe. La diferencia en el marcador no variaba demasiado.
Pero cuando Uni achicó la diferencia a seis puntos apareció el otro error en cuestión.
El académico robó la pelota en un line, cuando el partido terminaba, y la cristalizó. A partir de esa obtención se lanzó al ataque que terminó en festejo.
Era difícil que Uni diera vuelta las cosas. Faltando 10 minutos para el final perdía por 13 puntos, pero el sacrificio y la entrega pudieron contra los pronósticos.
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