A priori el partido entre Uni y Gimnasia prometía. Tanto por los antecedentes y por el juego que ambos proponen. Fue victoria para la U por 20 a 13.
A priori, el partido entre Universitario de Rosario y Gimnasia prometía. Por antecedentes y por el lugar que ambos ocupaban en la tabla de posiciones, el choque se presentaba como el destacado de la segunda fecha de la Zona Campeonato del Regional del Litoral (donde está en juego la Copa Volkswagen) y vaya si lo fue.
Después de ochenta minutos en los que hubo de todo, Universitario volvió a festejar (tal como lo había hecho en la primera fase), esta vez por 20-13.
El partido arrancó con un ritmo vertiginoso muy característico de los dos equipos. En seguida ambos conjuntos empezaron a mostrar cuáles serían sus argumentos: obtención y abrir la pelota a las puntos. Ahí también volvieron a coincidir por lo que el desarrollo del primer tiempo resultó muy parejo.
Las defensas superaron a los ataques y quizás los errores más visibles de ambos fue que (los dos) dejaron muchas pelotas adentro cuando éstas tuvieron que haber tenido otro destino.
El centro de la cancha fue, tanto para uno como para otro, un verdadero cerrojo con lo que la única manera de modificar el marcador fue por vía de los penales. Uno por bando (Golik para Universitario y Dañil para Gimnasia y Esgrima), la paridad seguía presente.
Los tackles fueron la mejor arma para recuperar la pelota por lo que la dureza con la que se entraba no tardó en generar incidentes. A la media hora de juego, Rivas y Dañil vieron la tarjeta amarilla que les mostró el santafesino Martín Rodríguez (de buen desempeño) y todo volvió a los carriles normales. Los equipos se fueron al descanso con un 3-3 que no aseguraba ni prometía nada.
En el complemento el partido ganó en emotividad prontamente. A los 3′ Dañil vio la segunda tarjeta amarilla y Morcino, la roja y se produjo un quiebre en el desarrollo del partido.
Molina acertó en el penal concedido y los auriazules sacaron una pequeña ventaja. Pero la alegría les duró poco. Porque cuando a Universitario el panorama se le oscureció apareció la luz de Magín Moliné (por algo le dicen Mágico) para marcar el camino. A los 11′ apoyó el primer try de su cosecha personal y a los 17′, el segundo. Golik, desde posiciones esquinadas, acertó en las dos conversiones estirando las diferencias y prácticamente definiendo el partido, más allá de que restaban por jugarse casi 20 minutos.
No obstante Universitario siguió apegado a su libreto. Mansamente el reloj siguió su camino lo que presionó aún más a los mens sana que se veían obligados a descontar. Ya en tiempo de descuento logró su objetivo con el try de Edery pero era demasiado tarde. El partido tenía dueño y se llamaba Universitario.
Por Pablo F. Mihal / La Capital
Foto: Diario La Capital