Se trata de un estudio que relanzará el debate sobre la salud de los jugadores de rugby ante los violentos sobresaltos que sufren a diario. Según los resultados del estudio publicados en el Journal of Neurology, Neurosurgery and Psychiatry, el riesgo de los exjugadores internacionales de rugby de desarrollar enfermedades neurodegenerativas es dos veces y media mayor que la población general. Además, el riesgo de desarrollar la enfermedad de Parkinson también sería tres veces mayor para los que estuvieron mucho tiempo en el ámbito internacional. El de una enfermedad de la motoneurona, un tipo de enfermedad degenerativa, sería quince veces mayor.
El estudio, que analizó a 412 ex jugadores internacionales de rugby escoceses antes de compararlos con 1200 personas de la población general, se suma a estudios previos que apuntan a los vínculos entre las conmociones cerebrales sufridas por los jugadores y el riesgo de desarrollar enfermedades neurodegenerativas.
La posición del jugador no influiría
Tres ex jugadores irlandeses presentaron recientemente una denuncia contra su unión por conmociones cerebrales repetidas. Otros jugadores ya iniciaron procesos judiciales contra World Rugby y sus uniones nacionales, como el ex hooker inglés Steve Thompson, quien declaró en la prensa padecer una demencia temprana.
Según el estudio, si los riesgos no son los mismos de acuerdo al tipo de enfermedad neurodegenerativa, la posición del jugador no influiría. Los investigadores señalan que la mayoría de los jugadores de rugby estudiados eran aficionados, y el rugby se convirtió en profesional recién en 1995, lo que demuestra que los riesgos no se limitan a los atletas profesionales.
” Reducir las temporadas tanto como sea posible “
“Nuestra preocupación es particularmente sobre el riesgo de enfermedad de la neurona motora entre los jugadores de rugby, que es incluso más alto que el de los ex rugbiers profesionales”, dijo el consultor en neuropatología Willie Stewart, quien dirigió el equipo de investigación. Hay que atacar estos temas para reducirlos lo máximo posible”, añadió, tomando como ejemplo el fútbol americano, que ha reducido los contactos en los entrenamientos.
“Creo que el rugby puede acelerar la velocidad a la que cambia”, dijo el investigador. Brian Dickie, director de investigación y desarrollo de la Motor Neurone Disease Association, dio la bienvenida al estudio y pidió más investigación. “Sabemos que la mayoría de los casos de enfermedad de las neuronas motoras involucran una combinación compleja de factores de riesgo genéticos y ambientales, por lo que el factor de riesgo genético podría ser diferente en los atletas de élite que en la población general”.
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Créditos: www.theguardian.com